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El PSOE solicita la prohibición del freón como gas impulsor de los "sprays"

El partido socialista ha solicitado, a través de su grupo parlamentario del Senado, que se prohiba la utilización del freón como gas impulsor de los productos que se comercializan en los llamados sprays. En una pregunta formulada al Gobierno por el senador socialista por Tenerife Alberto de Armas se denuncia que la mayoría de los aerosoles utilizados en España para la aplicación de insecticidas, ambientadores, desodorantes, colonias, espumas, productos de limpieza, etcétera, contienen este gas, que ya ha sido prohibido en otros países, como Estados Unidos, Suecia y Noruega.

Los freones son usados como propelentes en envases aerosoles por ser químicamente muy estables y, por tanto, no mezclarse con los productos que tienen que propulsar de los botes a presión. Evidentemente, cuando rociamos la piel, la madera, la chapa del automóvil o las plantas de la maceta con uno de estos sprays, estamos soltando a la atmósfera este gas, que comienza a elevarse lentamente en el aire, sin que el agua o cualquier otro elemento sea capaz de degradarlo.

Gas indestructible

Unos diez o quince años después de que hayamos apretado el botón del pulverizador, el freón finaliza su lento viaje a través de la capa atmosférica y llega a la estratosfera, una zona relativamente tranquila en la que reina el delicado equilibrio del ozono, un compuesto formado por moléculas de tres átomos de oxígeno, que forma una delgada capa que envuelve el globo terrestre, filtrando las radiaciones ultravioletas que emite el Sol. Son precisamente estas radiaciones las que logran degradar el freón, transformándolo en unos compuestos químicos capaces de destruir cada uno de ellos de 10.000 a 30.000 moléculas de ozono.Toda la vida que existe actualmente sobre la Tierra se ha formado bajo el caparazón protector del ozono, de manera que, a través de su evolución, los organismos se han desarrollado en ausencia de los rayos ultravioletas y de ahí que sean muy sensibles a todo aumento de estas radiaciones. Según científicos norteamericanos, bastaría que la cantidad de ozono de la estratosfera disminuyera en un 10% para que el índice de cánceres de piel creciera en un 20%. También aumentarían, entre otras, las enfermedades de la vista. Y, al margen de estos efectos directos para la salud del hombre, se producirían otra serie de desequilibrios ecológicos de consecuencias desastrosas. Los organismos unicelulares son todavía más sensibles a los rayos ultravioletas que los seres superiores. Esto quiere decir que el fitoplacton de los océanos, microorganismos vegetales que componen dos tercios de la biomasa existente en la Tierra, y que son vitales para regenerar el oxígeno del planeta, al tiempo que constituyen el primer eslabón de las cadenas alimenticias del mar, podría disminuir, provocando graves trastornos en el ciclo del oxígeno.

La única solución para atajar estas catástrofes consiste en prohibir la utilización del freón, entre otros productos. Pero esta medida sólo se ha tomado en algunos países como Estados Unidos, en 1978; Suecia, en 1979, y Noruega, en 1981.

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