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Gente

El mundo literario parisiense

Se ha conmovido ante la condena por «reproducción ilícita» que un tribunal civil de la capital francesa ha dictado contra la conocida novelista Françoise Sagan. La sentencia ha ordenado el secuestro de los ejemplares todavía existentes de su última novela, Le chien couchant (El perro que se acuesta), a la que considera un plagio de otra novela, La vieille femme (La vieja mujer), publicada por el también novelista Jean Hougron hace ya dieciséis años. El tribunal ha decidido también que Françoise Sagan deberá pagar la mitad de sus derechos de autor a su colega plagiado y la destrucción de los materiales de reproducción del libro, pero esta última parte de la sentencia no se cumplirá todavía, pues la novelista ha recurrido contra la sentencia.Françoise Sagan ha aparecido en la televisión protestando violentamente contra la decisión del tribunal y negando que su novela, aparecida en noviembre pasado y objeto ya de varias reediciones, sea un plagio de la de Hougron. «Estoy indignada», ha dicho. «Es cierto que utilicé la obra de Hougron como punto de partida y como decorado, pero el libro entero es una obra original, y, por otra parte, en el prólogo he indicado la utilización de la novela de mi colega, agradeciéndoselo además».

Jean Hougron, por su parte, un narrador que tiene ya 32 años de antigüedad en el oficio y que ya ha publicado diecisiete libros, no se ha dado por satisfecho con esta explicación: «Es un plagio muy torpe, un plagio perezoso», ha indicado en la misma emisión de televisión. Y la polémica ha saltado. «Es un procedimiento sórdido y mezquino», ha replicado Françoise Sagan, quien ha añadido: «El relato de Jean Hougron está, a su vez, tomado de una novela policiaca anterior».

En realidad, la Sagan trabajó en un guión cinematográfico que tenía como base el relato de Hougron. La película no se hizo, pero la escritora se inspiró directamente en La vieille femme para Le chien couchant, que se ha vendido con el éxito habitual de sus novelas. La antigua «niña prodigio» de la literatura francesa, que se reveló en 1953, a los dieciocho años, con el éxito mundial de Bonjour tristesse, parecía emprender un nuevo rumbo en su literatura con esta última novela. En efecto, en ella aparecen personajes pertenecientes a clases populares, en lugar de sus típicos protagonistas de obras anteriores, que solían ser ricos y ociosos. «Se bebe más vino tinto que whisky en esta novela», dijo uno de sus críticos.

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