Alba de Tormes no permitirá que lleven a Avila el cuerpo de santa Teresa
«El pueblo se opondrá con todas sus fuerzas a que el cuerpo de santa Teresa se traslade a Avila, para que sea allí donde el Papa la venere», decían a EL PAIS el párroco y el alcalde de Alba de Tormes. Eladio Briñón, alcalde independiente del pueblo salmantino, hablaba de «total indignación» y «juegos subterráneos» para denunciar ese intento de traslado que, según el párroco, «sólo puede interesar a Avila o a los padres carmelitas».Los conflictos entre Avila y Alba de Tormes vienen de lejos. Ya a los tres años de la muerte de Teresa de Avila, los carmelitas hurtaron de noche su cadáver, lo montaron en un borrico y se Io llevaron a la citada ciudad amurallada. Tuvo que intervenir el nuncio y amenazar a la priora de San José con la excomunión para que el cuerpo volviera al lugar de su muerte. Comenzó entonces un largo pleito, que zanjó Sixto V en 1589 gracias a la intervención de los duques de Alba, a favor de Alba de Tormes, donde falleciera veintisiete años antes.
Las suspicacias renacieron en 1914, al extenderse por la villa ducal los rurnores de que el cuerpo había desaparecido. Los albenses se soliviantaron y obligaron a que se abriera la urna para comprobar que la santa continuaba allí. Durante tres días permaneció su cuerpo expuesto a la veneración y comprobacíón de los fieles.
En 1963 se paseó por España un brazo de la santa de Avila, cuyo cuerpo se mantiene incorrupto. Según declaraba el párroco, se adujeron dos motivos que sí convencieron a los del pueblo: primero, propagar el culto a la reforrnadora carmelita y, segundo, recabar fondos para la construcción de una basílica. De la operación se encargaron los carmelitas. Pero tampoco entonces se desarrollaron las cosas con la claridad necesaria. El pueblo no tuvo acceso al control de los fondos y el resultado es una basílica a medio construir. «Esto sería», añade el párroco Florentino Gutiérrez, «la ocasión para relanzar el tema y acabarla de una vez. Pero no se está haciendo».
La noticia de que existía una propuesta para sacar el cuerpo de santa Teresa y dejar a Alba de Tormes fuera de la ruta papal la publicó Gaceta Regional, de Salamanca. Al párroco y al alcalde les faltó tiempo para venir a Madrid y visitar a Tarancón y al nuncio, quienes les confirmaron la existencia de la propuesta, contra la que ya se había manifestado la Conferencia Episcopal. Los obispos les aseguraron que Juan Pablo II visitaría Alba de Tormes.
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