La ayuda occidental a Polonia condicionada a que no haya invasión
El viceprimer ministro polaco, Mieczyslaw Jagielski, viajará hoy a Washington, tras haberse entrevistado en París durante los dos últimos días con el presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing; con el ministro de Exteriores, Jein François Poncet, y con el de Economía, René Monory.La situación económica de su país fue el tema central de las conversaciones. Francia continuará ayudando a Polonia, salvo intervención exterior directa o indirecta.
En 1980, Francia le prestó a Polonia 70.000 millones de pesetas. A lo largo del año en curso le ofrecerá la misma ayuda, a petición de las autoridades de Varsovia. Paralelamente, los países occidentales le han concedido préstamos a Polonia por valor de 24.000 millones de dólares. A varias bancas privadas de estos países les debe 3.000 millones de dólares.
Por su lado, los países del Comecon (el Mercado Común de los pueblos del Este europeo) les han prestado a los polacos sumas superiores a las precitadas. En total, su deuda exterior asciende a 2.400.000 millones de pesetas.
El viceprimer ministro del Gobierno de Varsovia centró sus conversaciones de París en esta cuestión económica con objeto de conseguir una nueva moratoria de su deuda con Francia. Giscard anunció que «Francia continuará ayudando a Polonia con vistas a la reorganización de su economía», pero añadió que esto último debía realizarse «sin intervención exterior» y sin «violencias interiores que destruyesen los logros del pueblo polaco», es decir, sin intervención indirecta de la URSS.
Jagielski viajará a Washington y a Londres, en donde se enfrentará a los representantes de las bancas occidentales acreedoras, a las que solicitará un nuevo préstamo de mil millones de dólares.
Se estima en París que los países y bancos occidentales se manifestarían favorables a nuevas ayudas si los países del Comecon hacen otro tanto y le consienten también a Polonia nuevos plazos para el pago de sus deudas.
Desde Giscard hasta el canciller alemán, Helmut Schmidt, Ios líderes occidentales están de acuerdo en una cosa: prestar ayuda económica a Polonia, condicionada básicamente a que la URSS y sus aliados no intervengan.
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