La situación aIcanza una tensión sin precedentes vista desde Moscú
La crisis polaca -vista desde Moscú- alcanza una tensión sin precedentes. Los periódicos, la radio y la televisión repitieron durante todo el día de ayer una nota de Tass que calificaba la situación como de «extremadamente tensa». Los acontecimientos de Polonia han sido difundidos por los medios de comunicación de la ÚRSS con una extensión un tanto insólita.
El Kremlin parece haber retirado su crédito político al Gobierno polaco, sugiriendo el fracaso de la tregua social de tres meses ofrecida por el primer ministro, general Jaruzelski, cuando la toma de posesión de su cargo.Los observadores occidentales en Moscú discuten sobre qué puede suceder en las próximas horas, todos coinciden en señalar pero que algo grave tendrá lugar en un plazo muy breve, que, como mucho puede ser de unas pocas semanas.
La crisis polaca parece desbordarse definitivamente. Ayer tarde, la agencia Tass insistía en sus acusaciones contra los sindicalistas independientes de Solidaridad". Pero lo Malménte novedoso eran las críticas veladas que se hacían contra la liberalidad mostrada por el Gobierno de Polonia.
«La televisión polaca transmitió en vísperas del paro los llamamientos de Solidaridad para ir a la huelga. Los locutores leyeron textos con las correspondientes instrucciones de la agrupación sindical», señalaba ayer Tass con un laconismo no exento de significado.
En los últimos días, los órganos de Prensa de la URSS ya no hacen distinciones entre los «contrarrevolucionarios y antisocialistas del Kos-Kor» y los «sindicalistas engañados en su buena fe». Según Tass, «los líderes de la organización contrarrevolucionaria Kos-Kor, atrincherados en la organización sindical Solidaridad son los que «continúan bombeando la tirantez en el país»
«En estos días alarmantes para Polonia», se preguntaba ayer dramáticamente la agencia oficial soviética, «¿hacia dónde empujan al país las fuerzas antisocialistas?, ¿qué acarrearán a la economía y a cada familia la desorganización de la producción y el abastecimiento de la población, el caos y la anarquía que implantan los líderes de la Kos-Kor y sus acólitos, que cada día funcionan de un modo más desafiante?»
Basando su información en las noticias difundidas por los diarios y la radiotelevisión polaca, Tass afirmaba ayer que los piquetes «eliminaron prácticamente a la dirección y administración» de las fábricas en huelga.
La agencia soviética insistía en el «carácter político» de la protesta llevada acabo ayer en Polonia, que habría sido «organizada por Solidaridad para presionar sobre el Gobierno, a fin de que éste acepte reivindicaciones de carácter antipopular y antisocialista».
Igualmente Tass acusaba a los huelguistas dé permitir entrar tan sólo en las asambleas obreras a los «corresponsales de periódicos occidentales y de la televisión norteamericana», cerrando las,puertas a los Órganos infórmativos del Este, con el deseo de «crear una fal-sa concepción del carácter de los acontecimientos».
Información alarmista
El tono del resto de la Prensa soviética no era ayer menos alarmista. El semanario En el Extranjero insistía en la tesis de que la crisis polaca, «no es sólo un asunto interno». Por su parte, el diario Estrella Roja, órgano del Ejército soviético, acusaba a los sindicalistas de Polonia de utilizar la cruz gamada nazi en su correspondencia.Esta acusación -que vista desde ,el.exterior de las fronteras de la URSS. Podría dar lugar, en otros momentos, a comentarios irónicós- resulta muy grave, según se está desarrollando los acontecimientos.
Los observadores presentes en Moscú discuten sobre si una intervención militar es factible en estos momentos. Las soluciones políticas parecen definitivamente agotadas. En los círculos periodísticos occidentales de Moscú no se descarta que sean las propias fuerzas armadas polacas las que traten de poner orden.
La crisis social de Polonia vista desde, Moscú ha entrado ya en un callejón de difícil salida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.