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La declaración de Margaret Thatcher en el Parlamento no cierra el caso de los espías soviéticos en el Reino Unido

Andrés Ortega

No hay ninguna prueba concluyente de que sir Roger Hollis, director general de los servicios británicos de contraespionaje (MI-5) en 1965, fuera un agente soviético, afirmó ayer en la Cámara de los Comunes la primera ministra británica, Margaret Thatcher, quien, sin embargo, no quiso hacer ningún comentario sobre otras alegaciones que el periodista Chapman Pincher hace en su libro De profesión, traidores. Pincher, en la presentación ayer de su libro, tras la declaración de Margaret Thatcher, señaló que no se retractaba de lo que había dicho, aunque aclaró que él únicamente había apuntado que se había sospechado que sir Roger Hollis había sido un agente soviético.«Mi libro no es una opinión, sino un documento sobre la infiltración» de los servicios de seguridad británicos, afirmó. En cuanto al informe de lord Trend, Pincher nunca llegó a leerlo, sino que sus informaciones provinieron de fuentes indirectas,

Todo indica que el caso Hollis, fuera él o no el infiltrado, no recibió ayer un carpetazo definitivo. Seguirá vivo algún tiempo, aunque la muerte de su protagonista impida llegar algún día a saber toda la verdad.

La razón para investigar las actividades de Hollis, fallecido en 1973, según señaló Margaret Thatcher, es que existían algunas pistas que sugerían, aunque no llegaron a probarlo, que había un agente soviético en un alto cargo de los servicios de espionaje británicos en los últimos años de la guerra mundial, aunque éste podría haber sido Burgess o Mac Lean. Las investigaciones «no probaron de forma concluyente la inocencia de sir Roger Hollis, ya que es muchas veces imposible probar la inocencia de alguien», comentó la primera ministra, añadiendo que no se demostró que Hollis fuera un agente soviético. Margaret Thatcher señaló que la comisión presidida por lord Trend que en 1974 revisó este caso llegó a conclusiones similares, en contra de lo que indica Pincher en su libro.

Estas declaraciones no han despejado todas las dudas de la opinión pública, y la primera ministra no quiso comentar las otras y numerosas alegaciones que hace Pincher, aunque señaló que los datos vertidos en el mencionado libro eran inexactos, distorsionados y, en algunos casos, falsos. Especialmente queda en el aire la alegación de que Tom Driberg, que llegó a ser presidente del Partido Laborista en 1957-1958, había sido un doble agente.

El libro no contiene ninguna nueva información ni nada que pueda perjudicar a la seguridad nacional, añadió Margaret Thatcher, «y se refiere a hechos que datan en su gran mayoría de hace más de cuarenta años».

Los procedimientos actuales de selección para los servicios de seguridad fueron ideados después de la guerra, es decir, después de que Kim Philby, Guy Burgess y Donald Mac Lean fueran reclutados por los soviéticos. Sin embargo, la última revisión de estos procedimientos fue hecha. en 1962. En consecuencia, la primera ministra británica, de acuerdo con el líder de la oposición, Michael Foot, pedirá a la Comisión de Seguridad que examine estos procedimientos.

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