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Argelia teme que Marruecos ataque militarmente a Mauritania

Los medios oficiales argelinos están analizando con extrema precaución los últimos pasos dados por Marruecos (visita del rey Hassan II a París, declaraciones del general Ahme'd Dlimi a la Prensa francesa y editoriales de la propia Prensa de Rabat) en el sentido de considerar que existe un grave riesgo de intervención armada marroquí en Mauritania.

En Argel se considera que, si esto llegara a materializarse, los estrategas marroquíes la justificarían haciendo alusión a lo que consideran un reagrupamiento de efectivos militares del Polisario en territorio mauritano, lo cual ha sido formalmente desmentido por el Frente Saharaui.Según el análisis avalado por la agencia oficial de Prensa argelina, el monarca alauí realizó su reciente visita a París. Movido no por motivos personales, sino por la voluntad de hacer ver al presidente galo, Giscard d'Estaing, que Rabat no podría permitir el empleo de una franja territorial de Mauritania como «base de agresión de los mercenarios», término éste empleado por Marruecos al hacer referencia a los combatientes del Frente Polisario.

El rey Hassan II no desconoce -se dice aquí- que Francia está preocupada por garantizar la independencia de Mauritania, pero podría verse sensibilizada ante las rogativas del monarca. En todo caso, es significativo, para los argelinos, el que se asista ahora a una escalada de la campaña contra Mauritania en los medios de comunicación marroquíes.

Los dirigentes argelinos podrían verse así enfrentados a un nuevo riesgo de conflicto directo con Marruecos, en la medida en que Argel mantiene ahora lazos, diplomáticos notoriamente cordiales con el régimen de Nuakchott. El ministro argelino del Interior, Bualem Benhamuda, uno de los siete hombres que integran el buró político del Frente de Liberación Nacional, se encuentra en la capital mauritana, en el marco de lo que se define como «una visita deamistad y trabajo», relacionada, sin duda, con la presión política de Rabat contra Nuakchott.

Benhamuda sostendrá una serie de conversaciones con su homólogo mauritano, Brahim Mohamed Laglidaf, y se entrevistará posteriormente con el coronel Mohamed Juna Jaidalla, jefe del Estado mauritano.

También se subraya en Argel que la visita de Hassan II a París ha tenido lugar a pocos meses de las elecciones presidenciales francesas, en un contexto político interno que no ofrece al actual jefe del Estado galo todas las garantías de verse reelegido, como consecuencia de la división de la mayoría parlamentaria y ante la eventualidad de que un posible sucesor al actual inquilino del Elíseo podría modificar, si no radical, al menos sustancialmente, la actitud del Gobierno francés sobre el conflicto del Sahara occidental.

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Evitar una reacción francesa

Por eso se estima aquí que este es el momento más adecuado para el monarca alauí de vanagloriarse de su «voluntad y vocación africanas», y de la de su interlocutor galo. «El rey de Marruecos intenta evitar una reacción eventual francesa, en caso de agresión armada contra Mauritania, dado que París está ligado a Nuakchott por medio de un acuerdo de defensa», subraya la agencia argelina.Tras una tentativa de influir en el curso de los acontecimientos políticos de Mauritania a través de un golpe de Estado, Marruecos desearía recuperarse de ese fracaso, ocurrido en diciembre pasado, cuando vislumbraba la posibilidad de ver instaladas en Nuakchott a personalidades adictas a Rabat. Dentro de ese esquema, considerado factible por Argelia, Marruecos habría abandonado, por el momento, la tesis del «conflicto bilateral con Argelia», a propósito del Sahara occidental, para elaborar otra, todavía más inextricable, en el sentido de columbrar una Mauritania enemiga, peligrosa para la supervivencia del régimen marroquí.

Este debate indirecto entre Argel y Rabat mediante sus medios informativos permite suponer que la idea de una reconciliación rápida entre las dos partes está harto ale jada, tal y como confirmara ayer a este periódico el vicepresidente del Parlamento de Marruecos.

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