El párroco de un pueblo de Palencia se enfrenta a los vecinos al construir su tumba en la iglesia
Los vecinos de Paredes de Nava (Palencia), localidad situada a veinte kilómetros de la capital, poblada por 3.500 personas y patria chica de Jorge Manrique y la dinastía de los Berruguete, se hallan fuertemente indignados con el párroco del pueblo, Alejandro de Luis, a quien responsabilizan de un suceso tan macabro como surrealista ocurrido el pasado viernes.Todo comenzó con el descubrímiento de restos humanos (dos o tres calaveras y varios fémures, tibias y perones), que habían sido arrojados a un vertedero, en pleno campo. Los vecinos relacionaron inmediatamente el hecho con unas obras que se llevan a cabo en la iglesia de Santa Eulalia, donde el citado sacerdote ha comenzado ya a preparar su propia sepultura. «Yo tengo autorización de la Santa Sede para construir mi tumba en esta iglesia», señaló el párroco. «No se ha levantado ninguna fosa anterior; lo que pasa es que en este templo, como en tantos otros, se realizaban enterramientos hace muchos años y, claro, cuando se excava aparecen restos humanos».
El sacerdote aseguró que había recogido los huesos para llevarlos al cementerio, «pero no he podido seguir las obras muy de cerca por encontrarme enfermo.
Las explicaciones de Alejandro de Luis, que lleva más de veinte años al frente de la parroquia, no han convencido a sus feligreses. «Hemos estado hoy varias personas, entre ellas el alcalde, viendo los restos y creemos que esto es intolerable, vamos, una profanación y una barbarie», señaló un vecino. «Este hombre», añadió otro, «actúa como el que dijo el otro día en las Cortes "Todos al suelo", y eso no puede ser. La gente le tiene miedo porque conserva muchas influencias, pero esta vez ha ido demasiado largo. Bien está que se construya la sepultura en la iglesia si es que, como él dice, tiene autorización del obispo y de la Santa Sede, pero nunca a base de sacar otros restos que si estaban ahí en el templo sería por algo».
Los vecinos afirmaron que el asunto les preocuparía menos «si fuéramos de otra población, pero, mire usted, somos de Paredes de Naya y esos restos tirados en el vertedero pueden ser de alguno de nuestros antepasados».
Un cura fascista
El párroco no entiende por qué está el pueblo contra él. «He hablado con el teniente de la Guardia Civil y tampoco se explica esta reacción de la gente. Yo creo que es un acto más de hostilidad contra mi persona. Han dicho que soy un cura fascista al que hay que quitar de en medío y todo porque no doy gusto a los cuatro señoritos del pueblo. Aquí», añadió bastante más excitado, «se podría preguntar por otros restos que hay en tantas tierras de Paredes de Nava y que pertenecen a paseados. Sin embargo, ahora hay indignación porque aparecen unas calaveras ».
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