El pasado
día 27 de febrero no estuvieron todos los que son en las calles de España, a pesar de los muchos que fueron. Ancianos, minusválidos, enfermos, amas de casa y trabajadores obligados a cumplir con su deber hubimos de quedarnos con las ganas y permanecer en nuestras casas o lugares de trabajo. Por esta razón me parece que sería justo hacer constar y contar que los corazones de todas estas personas estaban junto a aquellos que en silencio o con comprensibles gritos de entusiasmo hicieron patentes sus deseos de defender la libertad, la democracia y la Constitución./
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