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Hassan II considera irreversible la incorporación del Sahara a Marruecos

El rey Hassan II dijo ayer en un discurso a la nación, con motivo del 20º aniversario de su entronización y del 25º de la independencia de Marruecos, que conserva la esperanza de poder entrevistarse con el presidente argelino Chadli Benjedid para poner fin a la tensión que prevalece en la región.

El monarca, a quien la Prensa califica últimamente, junto a «príncipe de los creyentes», de «promotor de la marcha verde» y «reunificador del país», recordó que la integración del Sahara a Marruecos es un hecho irreversible y que no hay posibilidad de entendimiento, «en detrimento de una parte importante de nuestro territorio nacional».Tanto los diarios del grupo independentista RNI como del partido nacionalista Istiqlal han colmado de elogios la gestión del rey Hassan II. Ambos coinciden, sin embargo, en que la integridad territorial no está acabada ».

Si la reivindicación de los primeros, Ceuta, Melilla. y las islas Chafarinas, no sorprende, pues es una constante de la política exterior marroquí, sí llama la atención la alusión a los territorios del Este, que comprenden Tidikelt, Gurara y Tuat, incluidos por Francia dentro de las fronteras de la antigua colonia argelina, y que ya dieron lugar, después de la independencia de Argelia, a una guerra entre estos dos países vecinos.

Llamó la atención que durante una recepción oficial el soberano se detuviera unos instantes, más de lo habitual, al saludar al embajador de España Alfonso de la Serna, una excepción motivada probablemente por el reciente y fracasado intento de golpe de Estado en Madrid.

En cualquier caso, y a pesar de que la Prensa local ha saludado el discurso de investidura del ahora jefe del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, en sus alusiones a la «necesaria amistad con nuestro gran vecino del Sur, Marruecos», no se ha vuelto a hablar del viaje a Madrid del rey Hassan II, programado en principio para después de estas festividades marroquíes y con toda seguridad ni la situación en España ni el estado de las relaciones hispano-marroquíes parecen aconsejar ahora ese viaje.

La única excepción en Marruecos a esa euforia general por estos veinte años es la de los socialistas, que en su última edición del semanario Liberación estiman que el balance de estos cinco años de guerra en el Sahara no es «nada estimulante para Marruecos».

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Tras reconocer que desde el punto de vista militar la situación ha mejorado para Marruecos, la revista se pregunta por qué en estos cinco años no se le pudo poner fin a la guerra, por qué Argelia logró aislar a Marruecos en todas las instancias internacionales, por qué, a pesar de que Marruecos dice que el tema ya está cerrado, éste sigue abierto en todos los foros internacionales.

Respecto al Sahara, el lunes pasado el general Ahmed Dlimi, director de los ayudantes de campo del rey Hassan II y responsable de las fuerzas especiales en el Sahara, afirmaba en un mensaje de felicitación dirigido al monarca que el foso defensivo ya ha logrado alcanzar la cintura de seguridad de la ciudad de Smara, en Sakiet el Hamra, con lo cual Rabat pretende haber cerrado totalmente el Jebel Uarkziz, fronterizo con Argelia.

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