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El sercuestro de Quini puede tener móviles económicos

Enrique Castro (Quini), delantero centro del Fútbol Club Barcelona, 31 años, líder de la clasificación actual de goleadores y que fue traspasado el pasado verano por su antiguo club, Spórting de Gijón, por 82 millones de pesetas, fue secuestrado el domingo tras el encuentro del Camp Nou. Quini salió del estadio solo, en su automóvil, y se dirigió a su domicilio. Tenía previsto acudir al aeropuerto del Prat a recoger a su esposa e hijos, que regresaban de Asturias. Quini no acudió al aeropuerto. Su esposa, pasadas las dos de la madrugada, contactó con Alexanco y le comunicó la ausencia. Alexanco denunció en primer lugar la desaparición del automóvil de Quini. A mediodía de ayer fue presentada la denuncia de desaparición del jugador.

Anoche, la policía de Barcelona carecía de toda información respecto a las circunstancias y móvil de la desaparición y posible secuestro del jugador del Fútbol Club Barcelona Enrique Castro González (Quini), de 31 años de edad.No hay testigos de su desaparición, según indicó la policía. Esta precisó que nada indica la posible existencia de un móvil terrorista. Por ello, las hipótesis se centran en la posibilidad de un secuestro para obtener un rescate del club.

La última persona con quien habló Quini fue su esposa. Sobre las nueve de la noche del domingo -dos horas después de finalizar el partido Barcelona-Hércules, en cuyo transcurso Quini marcó dos goles-, su esposa le comunicó que estaba a punto de tomar el avión que la conduciría de Asturias a Barcelona. Acordaron que Quini iría a esperarla al aeropuerto.

El domicilio de Quini se encuentra en el mismo Cinturón de Ronda, que en aquel tramo, en su parte superior, recibe el nombre de Gran Vía de Carlos III. Desde aquel lugar y por dicha vía de circulación rápida, sin semáforos, hay sólo diez minutos hasta el aeropuerto. De este modo, si hubiese subido a su coche y arrancado la detención hubiese sido muy difícil.

Este hecho hace suponer que pudo ser secuestrado en su casa o al salir de ella. Su automóvil -un Ford Granada- fue hallado perfectamente aparcado muy cerca de su casa. En el interior de la misma estaba en marcha el televisor y el aparato de grabación en video. Este dato hace suponer que efectivamente Quini fue abordado cuando estaba saliendo, a menos que además de ver la televisión desease grabar alguna de sus emisiones, presumiblemente una de carácter deportivo.

El caso de la desaparición de Quini está en manos del Grupo Antiatracos de Barcelona, por ser éste el de mayor dotación humana, así como el más experimentado en los temas de gran delincuencia organizada. Anoche todo indicaba que se carecía de pistas serias y que la atención estaba centrada en una posible comunicación de los secuestradores con la familia o el club.

En la tarde de ayer se produjeron dos llamadas telefónicas a distintos medios de comunicación social de Barcelona que la policía consideró poco serias. En una se indicaba que Quini estaría de regreso a su hogar el próximo día 11 y se pedía que no hubiese publicidad sobre el caso. La segunda llamada, otro anónimo comunicante, indicó que se trataba de un secuestro organizado por un presunto «batallón catalano-español», y que Quini sería liberado después de que «pase el próximo partido -que será con el Atlético de Madrid-, ya que no puede ser campeón de Copa un equipo separatista».

Su cuñada le notó muy nervioso, a través del teléfono

Desde Oviedo, José Manuel Vaquero informa que Quini telefoneó, muy nervioso, a las ocho de la tarde del domingo, a una cuñada suya de Avilés para preguntarle cómo se encontraban su esposa y sus dos hijos, que ya habían tomado el avión hacia Barcelona. La hermana de la mujer de Quini, que quiso interrogar al futbolista cuando el teléfono se cortó, pudo advertir que no hablaba con entera libertad y que le sucedía algo raro.

La esposa del jugador internacional se extrañó de que éste no fuera a buscarla al aeropuerto de El Prat cuando llegó, con sus hijos, por la noche a Barcelona, después de pasar varios días en Asturias. A las dos de la madrugada llamó al jugador azulgrana Alexanco y le comunicó la tardanza de Quini en aparecer.

El presunto secuestro conmovió ayer a los asturianos, que tienen en Quini un auténtico ídolo. Su madre, María Elena, lloraba sin consuelo, mientras su padre, Enrique, se resistía a creer que alguien pudiera hacer daño a cualquiera de sus hijos. «Quini», manifestó, «jamás tuvo nada que ver con la política. Y si alguien busca dinero, también me extraña, porque hay 50.000 más ricos que él». Sus hermanos, Jesús Castro, portero titular del Spórting de Gijón, y Falo, portero del Spórting Atlético, emprendieron ayer mismo viaje urgente a Barcelona.

Quini nació en Oviedo, el 23 de septiembre de 1949. De niño, su familia se trasladó a Avilés porque el padre trabajaba en Ensidesa. A los diecisiete años estuvo a punto de fichar por el Real Oviedo, pero no hubo acuerdo entre las partes. El 9 de diciembre de 1968 firmó por el Spórting de Gijón, club en el que jugó durante doce temporadas, etapa que ya es conocida por los aficionados como «la era Quini», por su aportación decisiva al juego del equipo rojiblanco. Internacional en varias ocasiones, fue traspasado la temporada pasada al Barcelona en ochenta millones de pesetas, cuando estaba a punto de cumplir los 31 años.

Quini es querido y respetado entre los futbolistas y aficionados por su nobleza y humildad. Sus cualidades humanas no se quedan a la zaga de las deportivas. No se le conocen problemas personales con nadie, ni siquiera insultos a otros jugadores o aficionados en medio de las tremendas pasiones que despiertan los partidos de fútbol. Es un hombre extrovertido, que jamás se creyó una figura. «Soy uno más», manifestó poco antes del traspaso, «me salieron bien las cosas y metí muchos goles».

Anoche, el Gobierno Civil de Barcelona facilitó un comunicado en el que aventuró la posibilidad de que el secuestro sea obra de delincuentes comunes, y además solicitó la colaboración de los ciudadanos para que denuncien cualquier hecho que pueda ser indicio de pista. El comunicado del Gobierno Civil contiene recomendaciones similares a las que efectuaron las autoridades valencianas con motivo del secuestro del industrial Luis Suñer.

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