Calvo Sotelo propone la integración de España en la Alianza Atlántica
Leopoldo Calvo Sotelo dividió su discurso, mediante el que expuso su programa de gobierno, en cuatro grandes apartados: economía, política exterior, autonomías y seguridad ciudadana. En el primero, el candidato insistió en la necesidad de fomentar la inversión privada, reducir el déficit y moderar los salarios, mientras en política exterior propuso una decidida integración en el bloque occidental, con inicio de conversaciones entre partidos para el ingreso deja OTAN. Su política autonómica la resumió en la frase «un Estado fuerte y unas autonomías fuertes», y de la seguridad dijo que es imprescindible para la democracia, y que se reforzarán las acciones políticas y se actuará con energía. Calvo Sotelo, en resumen, dijo:
«Quiero comenzar con un homenaje a la extraordinaria obra de Adolfo Suárez, y dejar constancia de mi afecto y mi admiración por su persona. Con su retirada termina la transición, una etapa singularísima de la historia de España, y creo que puedo inaugurar una nueva en la que actúen desde el principio los mecanismos constitucionales».«La sustitución se produce por tanto en la continuidad; pero como esta Cámara, y en primer lugar el partido del Gobierno, piden un rumbo nuevo, anuncio que dirigiré mi Gobierno en la continuidad, pero sin la inercia de la continuación. La transición ha terminado, la democracia está hecha. En 1983, sin anticipaciones que no favorecerían la democracia, el pueblo podrá sugerir en elecciones otras fórmulas».
«Pero mi Gobierno y, en primer lugar, su presidente no pueden olvidar que el desencanto, el pesimismo, la inseguridad y la desesperanza dominan el ánimo de los españoles y muchos piensan que es necesario un cambio, al que estoy dispuesto. Quisiera llevar al ánimo de quienes siguen este debate fuera del hemiciclo la certidumbre de que aquí nos ocupamos de sus problemas reales. No creo que este programa deba consistir en la recopilación de medidas concretas, sino, sobre todo, en las referencias de la acción de gobierno, aunque a lo largo del debate se podrá precisar o desarrollar lo que se crea necesario. Así, me propongo tratar sucesivamente la política económica, la política exterior, la política autonómica y la seguridad ciudadana».
Nueva política económica
«La situación de la economía española está ya muy analizada. España cuenta con una base energética natural muy pobre y es muy vulnerable al encarecimiento del petróleo. En segundo lugar, España no llegó a consolidar sus industrias antes de la crisis porque se incorporó tarde al proceso de industrialización, y además los sectores industriales dañados irreversiblemente tienen mayor peso en nuestra economía que en otras. En tercer lugar, España carecía al llegar la democracia de instituciones eficaces, de sistema fiscal idóneo, de finanzas modernas y de relaciones laborales comparables a las europeas».
«Hay que poner a los ciudadanos frente a esta realidad amarga y dura y crear una conciencia clara de las dificultades y de la responsabilidad solidaria como única vía para encontrar respuesta. Frente a la situación, hay que fijar la atención en seis temas: el problema energético, la creación de trabajo, la inflación, la reconversión industrial, la liberalización de la actividad económica y las exportaciones y la situación de la agricultura y la pesca».
«En el tema energético, la atención preferente a este problema se traduce en tres decisiones urgentes: pagar los precios reales de la energía, rechazando las primas al consumo; apoyar sin vacilaciones los programas de inversión en energía en sus aspectos convencionales y nucleares, opción ésta que es la única posible en el plazo de una generación para garantizar la independencia política y el desarrollo económico de España; garantizar adecuadamente el su ministro de hidrocarburos, constituyendo un Instituto Nacional de Hidrocarburos que agrupe toda la acción del Estado en este sector».
«El problema del paro no tiene soluciones simplistas. Para crear empleo no podemos fundamentar el crecimiento económico solamente en la inversión pública, sino que debemos crear las condiciones que hagan posible un crecimiento sostenido de la inversión privada. Asimismo debemos aproximar nuestro marco laboral y la financiación de la Seguridad Social a los modelos europeos. La Seguridad Social debe aminorar sus gastos».
«Al mismo tiempo, la situación exige una moderación de los salarios. El Gobierno no desea interferir en la negociación colectiva, pero tampoco será un espectador indiferente. Me propongo iniciar un diálogo para la configuración de un plan contra el paro que incluya medidas como la movilidad intersectorial y geográfica de la mano de obra, la reducción de la edad de jubilación, ayudas al parado con carga familiar después de agotados los plazos del subsidio y nuevas modalidades de contratación.»
«También es necesario controlar rigurosamente la política monetaria y la inflación. No es solución un mayor déficit ni el aumento de la presión fiscal, aunque sí el de la lucha contra, el fraude fiscal. Un primer paso para el control del déficit es las medidas que pienso proponer para reducir los gastos corrientes en este ejercicio en, al menos, 30.000 millones».
«Por otra parte, hay que reformar el sistema de producción en primer lugar, con nuevas normas legales que le den mayor eficacia y con acciones sectoriales selectivas. La pequeña y mediana empresa debe jugar un papel esencial a este respecto».
«La agricultura y la ganadería recibirán una atención preferente, con el horizonte de mejorar sus posiciones para el ingreso en las Comunidades Europeas. Con esta perspectiva se aplicarán medidas urgentes contra los efectos de la sequía, se concluirá el programa legislativo en curso, se revisará la política de subvenciones para agilizarlas y se apoyarán las explotaciones familiares y cooperativas. Ante la situación crítica del sector pesquero, vamos a defender palmo a palmo los derechos de nuestros pescadores, y una vez definido el grado de ocupación de nuestra flota comenzaremos la reestructuración necesaria».
«En cuanto al sector público, debe jugar un papel fundamental anteponiendo la eficacia a cualquier presión sobre su crecimiento. Me propongo establecer un plan trienal de inversiones públicas para que éstas se ejecuten con eficacia, así como un programa de corrección de desequilibrios regionales».
Política exterior
En relación con la acción exterior del Estado, Leopoldo Calvo Sotelo dedicó un amplio espacio de su discurso a defender y asegurar la opción de su Gobierno en favor del ingreso de España en la OTAN. Después de afirmar que «política exterior y política de defensa son materialmente inseparables», el candidato a la Presidencia del Gobierno dijo que «no cabe plantearse como objetivos un distanciamiento entre la Europa occidental y Estados Unidos ni en lo político, ni en lo económico, ni en lo militar».
Seguidamente reafirmó la «vocación atlántica» de UCD y anunció, que se propone «iniciar las consultas con los grupos parlamentarios a fin de articular una mayoría, escoger el momento y definir las condiciones y modalidades en que España estaría dispuesta a participar en la Alianza». Inmediatamente después aludió en tonos críticos y expresamente a la Unión Soviética, diciendo que no admitirá presiones exteriores sobre la opción atlantista, y después de destacar las relaciones hispano-norteamericanas, dijo que la relación bilateral de España con Estados Unidos debe considerarse desde la perspectiva atlántica.
En su discurso, Calvo Sotelo reconoció obstáculos económicos para la integración en la CEE, que calificó de «objetivo histórico de primera magnitud», y anunció la necesidad de acrecentar las relaciones hispanas con Latinoamérica. Asimismo anunció su deseo de reforzar lazos políticos y económicos con, Portugal y de establecer «una nueva política con Francia», así como seguir los acuerdos de Lisboa hispano- británicos sobre Gibraltar. Habló también de la cooperación con Guinea Ecuatorial y, sin mencionar a Israel, calificó de «inalterable» la posición de amistad con el mundo árabe, y en especial, con el Magreb, declarándose favorable a una paz negociada en el Sahara y afírmando «la necesidad de contar en nuestra frontera meridional con un Reino de Marruecos estable».
Política autonómica
«Respecto a la política autonómica, mi Gobierno asumirá plenamente lo que orden a la Constitución. Aplicaremos diligentemente los estatutos catalán y vasco, pondremos en marcha sin tardanza los de Galicia y Andalucía, ya desbloqueados, y querríamos dejar concluido en esta legislatura el proceso autonómico restante, así como continuaremos las negociaciones para el amejoramiento del Fuero de Navarra».
«Ahora bien, no estamos dispuestos al desmantelamiento de la fuerza y las competencias del Estado, que es una pieza esencial del propio sistema autonómico, y cuyas competencias exclusivas o compartidas deben ser técnicamente perfiladas. Tampoco vamos a permitir la ruptura de la unidad económica de España. Mis ideas sobre este capítulo no son complicadas, pero sí claras y firmes, y podríamos resumirlas así: un autonomismo fuerte en un Estado fuerte».
Seguridad y libertad
«Cualquier sistema de libertad política se basa en la seguridad de que se cumplan las leyes. Es evidente que la delincuencia ha crecido espectacularmente en España en la década de los setenta, y que el ,40% de nuestros reclusos son menores de veinticinco años. Así, la política de prevención de la delincuencia se va a situar en la primera línea de las preocupaciones del Gobierno».
«En cuanto al terrorismo, nos proponemos, con la colaboración de todos, reforzar la acción del Gobierno en varias líneas ya iniciadas: actuación política con un desarrollo sin reservas de los estatutos; actuación legal a través de la tipificación penal del delito de terrorismo en el Código Penal; actuación judicial con la presencia del fiscal desde las primeras diligencias, para garantizar los derechos del detenido y la eficaz acción de la justicia; mejora cualitativa y cuantitativa: de los servicios policiales en coordinación con la comunidad autónoma vasca; política enérgica para evitar de raíz que la violencia alcance a los servidores del Estado, y cooperación internacional en materia de extradición y asilo».
«Debo añadir dos palabras sobre la Administración pública, cuyo régimen debe reformarse mediante la negociación con todos los interesados».
«Quiero cerrar mis palabras afirmando que un Gobierno democrático que desea y propicia un mayor protagonismo de las instituciones y los individuos precisa de la colaboración de la sociedad entera, con la que comparte éxitos y fracasos. Esto pide de los empresarios capacidad para aceptar riesgos e invertir; de los trabajadores, solidaridad para quienes no tienen empleo; de todos, trabajo y voluntad de aceptar responsabilidades. El Gobierno que yo forme hará frente a las suyas con toda la autoridad y firmeza de su origen democrático, pero pide la colaboración de todos».
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