Los bancos acreedores de Naviera Letasa continúan sin llegar a un acuerdo
Ayer fue declarada desierta la subasta del buque Carmen María, perteneciente a la flota de Naviera Letasa, actualmente en liquidación. La falta de postores, tras las dos últimas subastas de barcos de esta misma compañía, viene a poner de manifiesto la falta de acuerdo entre los acreedores de la naviera, principalmente entidades bancarias, quienes ni acudieron a la subasta ni facilitaron financiación a los posibles compradores.
El Carmen María es el tercer buque de Letasa que se subasta, una vez que los acreedores hipotecarios de la compañía, actualmente en quiebra, iniciaron los procesos legales tendentes a subastar sus activos para recuperar sus préstamos.Esta subasta es posterior en sólo un día a la del Mercedes María y en quince al del Pilar María. Estas dos subastas se las adjudicó el procurador de los tribunales Francisco Guinea Gauna, quien manifestó actuar en nombre de otras personas y se reservó la posibilidad de transmitir estos barcos a un tercero.
El Pilar María, «bulk-carrier» de 53.000 toneladas, fue adjudicado en la cantidad de 589 millones de pesetas, una peseta más del tipo de la subasta. El comprador por cuenta de quien actuaba Guinea era, según todos los medios del sector consultados por EL PAÍS, Bankunión, entidad acreedora de Letasa, y que tenía constituidos sobre este buque segundas y terceras hipotecas, por un valor de setecientos millones de pesetas.
Al parecer, el comprador ha ejercitado la posibilidad de cesión a terceros y ha vendido el Pilar María en casi mil millones de pesetas a la Compañía Marítima Antares, de Santander, cuyas cabezas visibles son los hermanos Isidoro y Fernando Pando.
Marítima Antares, a su vez, tiene vendido un buque de su propiedad, el Angela Pando, a la China Popular, y este es el séptimo barco que la naviera montañesa traspasa a los navieros chinos.
El Mercedes María (véase EL PAÍS de 13 de febrero de 1981) fue adjudicado, también a Guinea, en 1.106 millones de pesetas, 69 millones por encima de la puesta inicial. Esta circunstancia vino determinada, según ha podido saber EL PAÍS, por la falta de acuerdo entre los representados por el procurador de tribunales, que en este caso representaría a más acreedores ordinarios que el propio Bankunión, y los representantes de Naviera de Castilla, perteneciente a Petromed, sociedad en la que mantiene una destacada participación accionarial el Banesto.
El destino de este buque no está claro, pero parece ser que los compradores desean su venta, e incluso medios próximos a Marítima Antares manifestaron que tras la adquisición de estos dos buques de Letasa, más la puesta en funcionamiento de dos tanques de 44.000 toneladas, actualmente en construcción, a los que hay que sumar la adquisición del Exportazul, la compañía de los Pando se convertirá en la primera naviera privada de este país, según informa nuestro corresponsal en Santander, Juan G. Bedoya.
El caso Letasa continúa, por tanto, vivo, pero ya se decantan algunas posturas con claridad. Por una parte, los acreedores preferentes, encabezados por los bancos Atlántico y de Crédito a la Construcción, siguen adelante con su intención de subastar los buques como única forma de recuperar sus créditos. Por otra, los acreedores ordinarios, entre los que se encuentran Bankunión, el Bilbao y el Exterior continúan sin llegar a un acuerdo para proceder a una venta ordenada de los barcos de Letasa que les permita resarcirse de los créditos concedidos.
Esta circunstancia es la que parece haber decidido a algunas de las entidades englobadas en este último grupo a acudir a las subastas de los buques para impedir que en las sucesivas ofertas públicas se vaya reduciendo el precio de los barcos. No es ajena a esta postura la posibilidad de conseguir un diferencial importante entre el precio de compra en la subasta y el de venta a un armador.
Por su parte, los representantes de los trabajadores expresaron su temor de que el último fin de estos barcos sea su exportación.
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