La Bullonera: gente maja
El público respondió, unido por las manos, puesto en pie. En los dos recitales dados por La Bullonera en Madrid todo fue encanto del antaño, riau-riau solidario, proclamas progres, bromas de gente maja, catarsis maña, bullicio jubiloso. Hubo banderas aragonesas, trajes típicos y ovaciones. O sea, un verdadero éxito. Se trataba de presentar un nuevo elepé: Punto. El recital iba más allá.Ahora bien, al margen de esa comprobación y de la fiebre militante, ¿qué ha ofrecido La Bullonera en lo musical? El asunto es equívoco. Ellos dicen cantar para el campesino, el obrero industrial y el estudiante. Pero no son otras las aspiraciones de Los Pecos. Ellos celebran las juergas de taberna. Pero Peret no es más abstemio. Ellos utilizan como base el folklore de un lugar. Pero no es otra la levadura de Manolo Escobar. ¿Entonces?
Entonces surge la coartada, no menos legítima que otra cualquiera, del compromiso. Eduardo Paz, más atinado que Pajares, hilvana chistes y tacos sumamente reídos por su público. Pero eso no tendría más mérito que ir de Martínez Soria en plan izquierdoso. ¿Tiene buena voz? ¿Tocan bien sus compañeros? Tan buena y tan bien como tantos otros. ¿Entonces?
Entonces todo va reduciéndose a una imagen simpática, aderezada de letra donde se mezcla el sarcasmo y la protesta. He aquí la síntesis de elevada rima: «La agricultura menguaba, / el paro se incrementó / hasta que llegó volando / Superman y lo arregló». Paladeen otro ejemplo: «Yanquis, hermanos del alma, / pues la historia nos unió, / de dentro de mis entrañas / os dedico esta canción. / Con cariño verdadero, / con enorme devoción, / me bajo los pantalones / pa que me hagáis un favor». Un ejemplo final, por si las dudas: «Postrados ante el santo / televisor, / unida la familia, / sobra el amor. / Que se dejan de leches, / que tengan fe / y que sigan votando / a la UCD».
Babelia
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