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La sustitución de Adolfo Suárez

Adolfo Suárez prepara su regreso a la escena política

La desaceleración de las tensiones internas de UCD, iniciada el pasado fin de semana, se confirmó en el día de ayer, y a la calma reinante contribuyó, sin duda, el hecho de que los obispos decidieran aplazar veinticuatro horas la publicación de un documento sobre la ley de Divorcio, que, para muchos observadores, se sitúa en el centro de la crisis. En este marco de distensión precongresual sorprende la actitividad desplegada por los suaristas, que, cuando todavía no ha transcurrido una semana desde la dimisión del presidente del Gobierno, se apresuran a rentabilizar el gesto, al que algunos de sus partidarios le atribuyen «dosis de grandiosidad política».

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Este apresuramiento de Adolfo Suárez para volver a la actividad política -apenas transcurrido un paréntesis de cinco días de obligada cortesía hacia Leopoldo Calvo Sotelo, para que éste iniciara su ronda de consultas- es interpretado como una posible desconfianza de Adolfo Suárez hacia su aspirante a sucesor, quien, a la hora de formar Gobierno, podría apartarse de los planteamientos previos a la apertura de la crisis y a su nominación como candidato. Suárez desconfiaría, por otra parte, de sus posibilidades de maniobra una vez alejado del poder.De momento, fuentes próximas a Calvo Sotelo han negado, en respuesta a las primeras acusaciones del sector crítico, que aquél esté atado de pies y manos para decidir la formación de Gobierno. El acercamiento de Calvo Sotelo hacia este sector puede, desde luego desembocar en un Gobierno distinto al deseado por Suárez. A seis días de la crisis comienza a parecer de dudosa realización el principio pactado en la reunión de barones en la Moncloa, según el cual había que mantener al máximo la estructura del Gobierno actual. La inviabilidad de esta filosofía de resolución de las crisis viene avalada por el hecho de que González Seara está prácticamente fuera del Gobierno con su ley de Autonomía Universitaria, y una suerte parecida pueden correr Francisco Fernández Ordóñez y su proyecto de ley de Divorcio.

Otro factor imprevisto de la salida de la crisis está en la política de alianzas por la que finalmente se incline Leopoldo Calvo Sotelo. En este sentido es muy significativo que el candidato centrista se haya reservado para sí las negociaciones con Coalición Democrática, mientras otros miembros del actual Gobierno con plaza segura en el próximo están llevando a cabo los contactos con la Minoría Vasca y Catalana, que, al parecer, van por buen camino. Manuel Fraga se encuentra en buena disposición para el pacto, pero pretende la entrada en el Gobierno.

Horizonte Calvo Sotelo

Un destacado miembro de UCD afirmaba ayer que «Leopoldo Calvo Sotelo piensa en llegar hasta 1983, pero no pretende ir más allá», por lo que, según él, no se puede descartar que Adolfo Suárez vuelva en esas fechas como líder de los centristas, para lo cual es inevitable retomar posiciones dentro del partido y que den un vuelco los resultados de las encuestas, que han tenido bastante que ver con su salida de la Moncloa.Lo que es un hecho es que Adolfo Suárez se dispone a fletar lo mejor posible su imagen en el congreso de Palma de Mallorca. En contra de lo previsto antes de que estallara la crisis, en el acto de apertura no sólo intervendrá el secretario general para leer el informe de la gestión de la ejecutiva saliente, sino que Adolfo Suárez aprovechará este acto para pronunciar un discurso en el que, según fuentes del partido, «presentará su dimisión» lo que no deja de ser sorprendente dado que Suárez, como todos los demás miembros de la ejecutiva agotan su mandato en el inicio mismo del congreso.

Esta intervención de Adolfo Suárez en el acto inaugural, la articulación de una candidatura en torno a él, aunque no presidida por él, y el cargo de presidente honorífico del partido que se le tiene proyectado, son elementos de esa plataforma en la que trabajan denodadamente Fernando Abril y Rafael Arias-Salgado. El retorno de Suárez fue vaticinado ayer por Alberto Aza, su jefe de gabinete durante los últimos cuatro años.

Anoche existían, por otra parte, las más variadas hipótesis sobre la confección de listas para la elección del Comité Ejecutivo. Mientras desde el sector martinvillista se hablaba de dos listas -una crítica y otra oficialista, con Rodríguez Sahagún como presidente-, fuentes del aparato indicaban que los martinvillistas estaban trabajando sobre una lista propia, distinta de la suarista y de la del sector crítico. A la vez se informaba por una fuente fiable que cualificados dirigentes de todos los sectores trabajaban en la confección de una lista de integración acorde con el objetivo de poner fin a lo que un ministro definía ayer como «un espectáculo lamentable de políticos de cuarta división».

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