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Estados Unidos reanudará su ayuda militar a Marruecos para establecer un equilibrio militar en la zona

La Administración Reagan autorizará en breve plazo la venta de 108 tanques, modelo M 60, al reino de Marruecos, según anunciaron fuentes del departamento de Estado, en Washington. La decisión podría enturbiar la esperada luna de miel entre Estados Unidos y Argelia, iniciada después del importante papel mediador que representó Argel en las negociaciones para la reciente liberación de los 52 rehenes norteamericanos secuestrados en Irán.

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Alexander Haig, secretario de Estado norteamericano, calificó recientemente de «importantes, cordiales e históricas» las relaciones entre Washington y Rabat. Consolidar la oposición de Estados Unidos con sus aliados tradicionales, tal parece ser la estrategia de Haig hacia Marruecos, al margen de otras consideraciones, como el recelo que puede provocar en Argelia o la radicalización del Frente Polisario frente a Marruecos.El Gobierno marroquí presentó la petición de este material militar en julio pasado, pero el Gabinete Carter dejó la decisión en manos de la futura Administración republicana, por consideración a Argelia, según explicaba ayer el Washington Post.

La decisión, una vez aprobada por el Congreso, completará el programa de ventas de armas estadounidenses a Marruecos, iniciado recientemente con la venta de seis aviones de reconocimiento OV-10 y helicópteros, durante la Administración del. presidente Jimmy Carter.

Estados Unidos minimiza la reacción que puede tener Argel, alegando que no habrá ningún desequilibrio de fuerzas tácticas en la zona, al considerar que la superioridad actual en potencial de carros de combate argelinos frente a los marroquíes es de cinco a uno.

Por otra parte, Washington recuerda que la entrega del nuevo material no será efectiva hasta dentro de tres años, junto con la promesa de Rabat de no utilizar los tanques en la zona del conflicto con el Frente Polisario.

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El resultado del proceso descolonizador del ex Sahara español siempre fue analizado desde Washington como un elemento desestabilizador en la región. La relativa importancia de la guerrilla sahariana del Polisario se consideró como un fenómeno temporal que el tiempo y las fuerzas armadas marroquíes se encargarían de resolver.

Contactos con el Polisario

Cuatro años de guerra camuflada en el Sahara occidental, con resoluciones periódicas en las Naciones Unidas en pro de una solución negociada, indujeron a la Administración Carter a ciertos contactos con el Frente Polisario. Andrew Young, ex embajador en la ONU, viajó al Sahara occidental, donde se entrevistó con dirigentes del Polisario. Varios congresistas y senadores norteamericanos siguieron el tema con interés, sin que EE UU adoptara en ningún momento una posición oficial en el conflicto.En su reciente viaje privado a Marruecos, el ex secretario de Estado de Richard Nixon, Henry Kissinger, probablemente llevó a Hassan II el mensaje de la nueva Administración republicana, convencida de la necesidad de consolidar los lazos con los amigos tradicionales y evitar todo tipo de aventuras, que podrían acabar con resultados negativos para los intereses de EE UU, como pasó en Irán.

La posibilidad de estrechar las relaciones con Argelia, mediante acuerdos para suministro de gas natural argelino a EE UU, puede esfumarse antes de tomar cuerpo, a no ser que, a largo plazo, EE UU ofrezca «compensaciones» a Argelia en otros sectores, como el de cooperación económica y tecnológica.

En cualquier caso, el Polisario puede encontrarse cogido entre dos frentes si la Administración del presidente Ronald Reagan decide estrechar vínculos con los aliados tradicionales, sin aislar a los «enemigos» de ayer, cuya imagen ante la opinión pública norteamericana ganó muchos puntos con el asunto de los rehenes.

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