Los militares de Portugal pasarán a depender del poder político

La subordinación del poder militar al «poder político legítimo» se hará efectiva en Portugal en el plazo de tres años, durante los cuales será revisada la Constitución, con el propósito de «poner fin a un largo período de interferencias militares en los asuntos políticos», en palabras del presidente de la República, general Antonio Ramalho Eanes. El propio Consejo de la Revolución acabará desapareciendo.La toma de posesión del general Amadeu García dos Santos como comandante en jefe del Ejército de Tierra -el arma más importante de las fuerzas armadas portuguesas- sirvió de pretexto al presidente Eanes para confirmar su propósito de que el Ejército deje de cumplir funciones «político-militares». El presidente anunció asimismo el próximo envío al Consejo de la Revolución de un proyecto de ley según el cual la jefatura de los estados mayores de las tres armas no podrá ser ejercida por la misma persona, durante más de tres años.

El nuevo comandante en jefe del Ejército de Tierra -conocido por su participación el 25 de abril de 1974 y por su estrecha colaboración con el general Eanes y la izquierda moderada del Consejo de la Revolución- considera imprescindible acelerar la «creación definitiva en Portugal de un aparato militar democrático, constituido por militares demócratas, al servicio de la democracia y de la nación». Y definió al militar demócrata como aquel que, «independientemente de su opción política individual como ciudadano, ejecuta las leyes preparadas por los legítimos representantes del pueblo».

Estimación positiva del comportamiento del Ejército

Tanto el general Eanes como el general García dos Santos estimaron «globalmente correcto» el comportamiento del Ejército en los últimos años, aunque reconocieron que «algunos militares» que «emprendieron acciones personales más o menos políticas y lesivas a la neutralidad efectiva de las fuerzas armadas», especialmente durante el más reciente período electoral.García dos Santos recalcó la necesidad de que el país esté correctamente informado de lo que cuestan las fuerzas armadas -a las que hay que reconvertir y racionalizar para poder así cumplir mejor sus nuevas técnicas defensivas en función de las alianzas en las que participa Portugal- y de que dejen de ser «un cuerpo extraño y aislado dentro de la nación».

El nombramiento del nuevo comandante en jefe del Ejército de Tierra ha venido acompañado del del general Lopes Alves como su segundo. Con ellos, el general Eanes ha demostrado la disciplina y fidelidad de la jerarquía militar a la suprema autoridad constitucional en la persona del presidente de la República.

Las muestras de descontento ante los nombramientos han sido mínimas, destacando la clara voluntad de las fuerzas políticas de no alimentarlas. El partido socialista -que duda públicamente de la estabilidad del Gobierno de Francisco Pinto Balsemáo- ha elogiado al general García dos Santos, calificándole de «un verdadero demócrata que sabrá hacer respetar la subordinación del poder militar al político».