Berlinguer quedó en minoría en el Comité Central del PCI
El Comité Central del Partido Comunista Italiano (PCI) ha concluido en la noche del viernes con un debate que los observadores han calificado unánimemente como uno «de los más abiertos, apasionantes y ricos de propuestas innovadoras de la historia reciente del comunismo italiano», como escribió ayer Il Messaggero. El secretario general del PCI, Enrico Berlinguer, fue puesto en minoría en el intento de marginar, en el documento final, el contenido de los planteamientos del intenso debate que hubo en la reunión.El comité había empezado con una ponencia de Giorgio Napolitano, considerado por muchos como un delfin de Berlinguer. Fue la primera vez que un dirigente comunista propuso con «claridad brutal», como ha escrito un diario romano, que el partido comunista necesitaba dar un «golpe de timón» en lo referente a la «democratización interna del partido». Con un sentido de dura autocrítica, Napolitano propuso que se crearan inmediatamente los instrumentos necesarios para dar mayor voz a la base y para crear una auténtica democracia interna. Fue una ponencia contra el centralismo del partido. Un discurso considerado de derechas por quienes desean aún un partido comunista «sin traiciones a su historia».
La bomba lanzada por Napolitano despertó polémicas y entusiasmos. Participaron en el debate, en dos días de intenso trabajo, sesenta miembros del comité. Paradójicamente, el grupo de la izquierda del PCI, que encabeza Pietro Ingrao, más partidario siempre de una política de alternativa de todas las «fuerzas políticas y culturales progresistas» que del «compromiso histórico», se puso al lado del grupo de Napolitano, mientras que el grupo del secretario, Berlinguer, -que insistió en la movilización de todo el partido para poner en marcha la «propuesta de Salerno» de una «alternativa democrática de Gobierno a la Democracia Cristiana- fue menos entusiasta hacia las propuestas revolucionarias de democratización interna del partido, consideradas por Berlinguer, simplemente como interesantes.
Hubo una tentativa de hacer pasar un documento con el punto de vista de Berlinguer que no recogía los planteamientos del intenso debate. Por primera vez se hizo, según fuentes bien informadas, una votación y Berlinguer perdió la batalla. Se llegó así al compromiso de aprobar un documento neutro, en el que se aceptaba, junto con las propuestas de Berlinguer, el informe de Napolitano, así como el contenido del debate del Comité Central.
Tentaciones autoritarias
Pero Berlinguer fue muy explícito en su decisión de empeñar a todo el partido, «para evitar el peligro de que se llegue a una nueva República sin que se haya agotado la primera». Una nueva República, dijo Berlinguer, que «no se fundaría ya sobre el sufragio popular, sobre el Parlamento y la representatividad proporcional de las fuerzas políticas del país», y que, por tanto, sería sólo autoritaria.Según el líder comunista, las exigencias de «orden, de eficiencia, de rigor moral y de limpieza» que se extienden por todo el país acusando a la clase política, no deben encontrar necesariamente una solución «en las fuerzas de derechas y en experiencias autoritarias».
Según algunos observadores, en el Comité Central comunista se criticó duramente lo sucedido en el encuentro del presidente del Gobierno Arnaldo Forlani, con el arma de carabineros los días pasados. Mientras Forlani se había lanzado a una gran apología de los carabineros, dándoles a entender que la salvación de este país estaba en sus armas, el comandante del arma general, Capuzzo, le respondió críticamente, afirmando que no es con las armas como se combate el terrorismo y la subversión, y que son los gobernantes políticos quienes tienen la gran responsabilidad de defender la democracia del país. El discurso de Forlani había sido calificado por la izquierda como golpista.
Los comunistas están, sin embargo, preocupados por la situación actual, hasta el punto que ayer hicieron un llamamiento a todos los militantes y organizaciones de partido para que «se desarrolle en las próximas horas la más amplia iniciativa de movilización, la más atenta obra de vigilancia».
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