Carter advierte a Teherán que sólo quedan dos semanas para negociar sobre la liberación de los rehenes norteamericanos
La Administración Carter mostró ayer a las autoridades iraníes que el próximo 16 de enero es la fecha tope para aceptar o rechazar en forma definitiva la oferta norteamericana para la puesta en libertad de los rehenes estadounidenses en Irán, según el portavoz, John Trattner. El ultimátum de Estados Unidos fue la respuesta a los nuevos mensajes procedentes de Irán en el sentido de que los rehenes serán juzgados si Washington no atiende a las demandas de Teherán. El Gobierno del presidente Jimmy Carter se propone obtener una solución antes de que Ronald Reagan tome posesión de su cargo de presidente. Los rehenes cumplen hoy el 426 día de su secuestro.
«Irán no tiene más que dos semanas -a partir de ayer y hasta el 26 de enero- para pronunciarse de una vez por todas», explicó ayer la citada fuente del Departamento de Estado.«Después de esta fecha», comentó un miembro del Gabinete Carter, con la condición de no ser identificado, «nos será imposible poner en práctica cualquier posible acuerdo antes de que Ronald Reagan tome posesión de la Casa Blanca, el 26 de enero».
El 20 de enero es el «día de la inauguración», en el que Jimmy Carter cederá oficialmente el relevo del Ejecutivo norteamericano al nuevo presidente electo, el republicano Ronald Reagan.
Las autoridades norteamericanas han insinuado al Parlamento iraní que casi con absoluta certeza el nuevo presidente, Reagan, adoptará una actitud mucho más dura que la de Jimmy Carter en las negociaciones sobre la puesta en libertad de los rehenes.
«Irán ha de saber que la nueva Administración Reagan no se va a sentir vinculada por un posible acuerdo suscrito por Carter», dijeron las fuentes oficiales norteamericanas.
Miembros de la Administración Carter indicaron que su objetivo principal es «dejar las cosas claras y el camino libre» a los hombres de Ronald Reagan cuando éstos les sucedan. De esta manera, el propósito del ultimátum a Irán sobre las propuestas para la liberación de los rehenes es que Teherán se pronuncie claramente sobre la última oferta norteamericana antes de la toma de posesión de Ronald Reagan, el 20 de enero.
La actitud de Ronald Reagan
La Administración Carter ha informado constantemente al equipo de transición de Ronald Reagan, a través del consejero para Asuntos de Seguridad del presidente electo, Richard Allen, de las propuestas a Irán y de las contraofertas de Teherán.
Reagan, en un aparente intento de forzar a los iraníes a aceptar el trato antes de su llegada a la Casa Blanca, ha calificado a los dirigentes de Teherán de «bárbaros» y ha asegurado que no pagará ningún rescate por la liberación de los rehenes.
Fuentes próximas a Reagan han asegurado que la nueva Administración va a adoptar una posición dura en el tema, y que considerará a los rehenes «prisioneros de guerra».
La última exigencia iraní para la libertad de los rehenes es que Estados Unidos deposite 24.000 millones de dólares en el Banco Central argelino en concepto de garantía de la entrega del dinero iraní congelado en bancos norteamericanos y de la devolución de la fortuna del difunto sha.
La contraoferta de Washington es la colocación en un banco de un país intermediario de una suma que oscilaría entre 4.000 y 6.000 millones de dólares, y que sería entregada a Irán simultáneamente con la puesta en libertad de los rehenes.
Por su parte, los tres emisarios argelinos que actúan de mediadores entre Teherán y Washington en el asunto de los rehenes entregaron ayer a las autoridades de la República Islámica la última respuesta estadounidense a las condiciones iraníes para la liberación de los 52 rehenes norteamericanos.
La delegación mediadora, que llegó procedente de Washington, vía Argel, mantuvo durante el pasado fin de semana intensas negociaciones con los dirigentes del Departamento de Estado, que tuvieron como fruto la elaboración del documento que acaban de entregar a las autoridades iraníes.
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