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La violencia terrorista marca el comienzo del nuevo año

La violencia terrorista ha marcado el comienzo del nuevo año. Cuando faltaban unas horas para el inicio de 1981, un general de carabinieri italiano caía asesinado en Roma y poco después la explosión de una bomba causaba la muerte a dieciséis personas que festejaban la Nochevieja en un hotel de Nairobi (Kenia). En Londres, dos artefactos explosionaban en sendos depósitos de gas sin causar víctimas. Por otra parte, la incertidumbre ante un futuro económico crítico ha imbuido de pesimismo los mensajes de fin de año de los principales dirigentes mundiales.

El asesinato del general Enrico Calvaligi, de 61 años, responsable de la coordinación de la seguridad en las cárceles italianas, se produce días después de que unidades de carabinieri -cuerpo al que pertenecía la víctima- tomaran por asalto la cárcel especial de Trani para sofocar un motín provocado por terroristas de extrema izquierda. Todos los indicios apuntan a que han sido las Brigadas Rojas las autoras de este nuevo atentado como respuesta al asalto a la prisión citada.Al mismo tiempo en que dos jóvenes disparaban seis veces sobre Calvaligi, el presidente de la República Italiana, Sandro Pertini, expresaba en el mensaje de fin de año al país su preocupación por el terrorismo. «Algún día sabremos quién maniobra a esos terroristas, quién quiere desestabilizar el régimen democrático italiano». El papa Juan Pablo II condenó ayer con firmeza este atentado, que coloca en 115 el número de víctimas del terrorismo italiano en los últimos doce meses.

La opinión pública italiana se vio además conmocionada ayer con el anuncio de que la revista L'Espresso publicará mañana, sábado, una entrevista con las Brigadas Rojas y 33 páginas de los «interrogatorios» a que los terroristas han sometido al magistrado Giovanni d'Urso, al que tienen secuestrado desde el pasado 12 de diciembre.

La policía detuvo ayer al periodista Mario Scialoja, autor de la entrevista con las Brigadas Rojas, bajo la acusación de «complicidad personal» con este grupo terrorista. En la citada entrevista, las BR señalan que D'Urso les ha dado durante los «interrogatorios» precisiones sobre las cárceles italianas, los directores de las prisiones y sobre el sistema penitenciario. De ahí a pensar que el magistrado haya revelado a sus secuestradores e nombre del general Calvaligi no hay más que un paso, que los investigadores parecen haber franqueado. El nombre y, sobre todo, las funciones que realizaba la víctima eran conocidos por muy pocas personas.

La dirección de L'Espresso ha desmentido que el nombre de Calvaligi figure en los textos de los «interrogatorios» que les enviaron las BR junto con las respuestas a un cuestionario de 54 preguntas. El abogado de Scialoja ha informado a la Prensa que su cliente había dejado su dirección y número de teléfono al fiscal de Roma y se había puesto «a su entera disposición» después de conseguir la entrevista con los brigadistas.

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