Profesores en huelga
Sorprendente la carta de Antonio Sánchez y 128 firmas más aparecida el domingo día 14, bajo el título «La huelga de profesores».Sorprendente por su ambigüedad, por mezclar una de cal y otra de arena y así confundir, quizá, al posible cándido lector.
Se parte de que no se quiere restar responsabilidad al Ministerio de Educación» y de que «hay una injusta discriminación salarial entre los enseñantes y otros cuerpos de la Administración ». Hasta aquí, nada nuevo. Pero, después de estos prenotandos, se hacen consideraciones teñidas de moralina como que «hay españoles que pasan verdadera necesidad» o el por qué no se consulta a los alum nos para realizar la huelga. ¡Ver daderamente sorprendente! O la sospecha cínica de si se descontarán los días no trabajados (como si no hubiera, numerosos precedentes), o la comparación simplona o malintencionada de la huelga «como unos días de vacaciones ».
Si la huelga tiene como principal, finalidad, aunque existen también otros objetivos, la equiparación económica con otros funcionarios de semejante rango o, coeficiente salarial y la pérdida del valor adquisitivo de los salarios, se debe a nuestra real discriminacíón, al desprecio que tiene la Administración por la labor docente.
Pensamos que la traída y llevada «calidad» de la enseñanza depende, en gran medida, de la «cantidad» de los salarios.
Además, si fuese cierto que no se ha consultado a los alumnos, la razón es simple: la huelga interesa a los profesores que se sienten con sueldos de lumpenfuncionarios. ¿Acaso los padres de los alumnos consultan a los profesores cuando tienen conflictos con sus empresas? ¿O las huelgas en otros sectores no están igualmente motivadas por factores económicos?
Que en España haya «verdaderas necesidades» es innegable. Pero, los firmantes de esta carta, ¿han protestado por el Estatuto de Centros, por las subvenciones a la enseñanza privada o por la permisividad del Gobierno ante el pluriempleo de algunos funcionarios o por el sueldo indiscriminado,de los ex ministros?
Pero, quizá siguiendo la mejor tradición, de un país que nos duele y que desprecia la cultura, haya que seguir repitiendo «pasas más hambre que un maestro de escuela», dicho extensible a los profesores de instituto. /
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