Libros de religión

El escrito firmado por Reyes Mate, con el título Los acuerdos de los obispos no disipan el malestar creado por el libro «Padre nuestro» publicado en EL PAIS del viernes 5 de diciembre, contiene, todo él bastantes inexactitudes mezcladas con medias verdades.No pretendemos rectificarlas todas porque obligaría a una exposición prolija de poco interés para los lectores preocupados por este tema, Pero da a entender Reyes Mate que la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis ha procedido en la preparación y publicación del libro Padre nuestro sin que hubiesen sido publicadas las bases de programación que los demás autores y editores de libros de texto debían conocer previamente, para que no se produjera una «competencia desleal».

Creemos que es necesario aclarar este extremo con los siguientes datos:.

El libro Padre nuestro se ha publicado dentro de los cauces establecidos, tanto por los acuerdos Iglesia-Estado, como por la legislación vigente en la materia.

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El artículo 6 del acuerdo Iglesia-Estado sobre enseñanza y asuntos culturales dice: «A la jerarquía eclesiástica corresponde señalas los contenidos de la enseñanza y formación religiosa católica, así como proponer los libros de texto y material didáctico relativos a dicha enseñanza y formación ».

El proceso que se ha seguido en la publicación del libro Padre nuestro respeta la normativa que permite a todos los autores y editores publicar textos para uso escolar semejantes al que, en este caso, ha publicado la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.

La base sobre la que está elaborado el libro es la de las Orientaciones pastorales sobre la enseñanza religiosa escolar, de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, publicadas en junio de 1979, y la de las Orientaciones para la educación religiosa en preescolar, 1º y 2º de EGB, de la misma Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, publicadas en septiembre de 1979.

Estas Orientaciones, además de publicarse, se entregaron en su día -septiembre de 1979- a las editoriales interesadas en la elaboración de textos escolares de religión. Cuando apareció el libro Padre nuestro, en septiembre de 1980, hacía ya más de un año que todos los editores tenían en su mano las Orientaciones, que posibilitan la elaboración de textos de religión correspondientes al ciclo inicial de la EGB.

No creemos, pues, que haya base para hablar, con razón, de «competencia desleal», a no ser que se pretenda considerar como tal el ejercicio del derecho que tiene la citada Comisión Episcopal de poner a disposición de educadores y alumnos sus propias publicaciones sobre temas de formación religiosa y catequesis.

En relación con lo que Reyes Mate dice del equipo del Instituto de Catequesis de Madrid, es también necesario clarificar que el trabajo que está realizando el mencionado equipo tiene como objetivo «la elaboración de unas bases para la aplicación de las Orientaciones sobre enseñanza religiosa escolar de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis de 1979. Y este trabajo es absolutamente independiente del libro Padre nuestro, por lo que no tiene sentido relacionar la sorpresa de este equipo de trabajo con motivo de la aparición del libro Padre nuestro, como piensa Reyes Mate.

Por último, los acuerdos de los obispos en la reciente asamblea plenaria del Episcopado, sobre«publicación de libros de texto de religión », ni se refieren al libro Padre nuestro, ni pretenden disipar el supuesto malestar de que se habla en el titular mismo del escrito de Reyes Mate. Por el contrario, tendríamos que destacar la valoración positiva que, acerca de este libro Padre nuestro, han hecho llegar a la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis tanto los obispos como los educadores. / secretaria general técnica de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.