Distanciamiento de socialistas y comunistas en el Consejo Regional de Asturias
El papel del Consejo Regional de Asturias y su reciente restructuración fueron objeto de un amplio debate en un pleno del ente preautonómico celebrado ayer, cuya nota más destacada ha sido el intento del portavoz comunista Gerardo Iglesias de acudir a una actuación más exigente y agresiva frente a la Administración central, ante la gravedad de la situación económica de Asturias, acentuada por el anuncio del cierre del pozo Barredo, de Hunosa, y el difícil futuro de Ensidesa.El secretario general del PCA, Gerardo Iglesias, expoleado por el éxito de la manifestación convocada con CC OO el sábado, en Oviedo, en contra del paro y en defensa del Estatuto de Autonomía de Asturias, criticó severamente el informe presentado ayer al Pleno por el presidente, Rafael Fernández, del PSOE. Este informe, que fue elogiado por los portavoces socialista y centrista, se limitó a un repaso de los objetivos conseguidos y, de las demoras que impidieron suplir algunos aspectos del pacto político suscrito por los partidos mayoritarios, entre ellos, los trabajos técnicos sobre los criterios de integración del Consejo Regional y la Diputación. «Pudimos», dijo, «haber armado más alboroto, pero no lo hicimos». Gerardo Iglesias criticó al presidente por omitir cualquier referencia al paro, a los problemas de Hunosa y Ensídesa y al proyecto de Estatuto de Autonomía y consideró fracasada la reestructuración del Consejo Regional promovida por el PSOE y UCD. El dirigente comunista expresó curiosamente su preocupación por los cargos políticos cesantes como consecuencia de dicha reestructuración y defendió su derecho a acogerse al seguro de desempleo, tesis rebatida por el portavoz socialista, Emilio Barbón, quien recordó que los cargos políticos son de libre designación y cese. En el debate también hubo alusiones a otras regiones y nacionalidades. Iglesias provocó a Rafael Fernández diciendo que considera un buen presidente a Escuredo, aunque tenga roces con la Administración, lo que equivalía a calificar de «dócil» la actitud del presidente asturiano. Por su parte, el socialista Emilio Barbón aseguró que su partido no está dispuesto a arrojar la toalla en Asturias, como amenazó el Consejo General Vasco.
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