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El presidente del Gobierno, en Euskadi

Frialdad oficial y protesta del Partido Nacionalista Vasco por la visita de Suárez a Euskadi

En medio de un clima casi exclusivamente protocolario -por parte del Gobierno vasco- y de contestación y protesta desde las filas del PNV, fue recibido Adolfo Suárez en Vitoria, primera etapa de su estancia en el País Vasco. Mientras 108 ayuntamientos peneuvistas de Vizcaya y Guipúzcoa paralizaban su actividad «por la total ineficacia de esta visita, que se produce sin resultados positivos en cuanto al desarrollo autonómico, en el aspecto concreto de los conciertos económicos», por una iniciativa personal de Adolfo Suárez se reanudaban en Ajuria-Enea las negociaciones en torno al tema de la policía autónoma, suspendidas desde el pasado domingo.

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Nuevas negociaciones para desbloquear el tema de la policía autónoma

A bordo de un Mystere de la Fuerza Aérea, el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, al que acompañaban el ministro de Administración Territorial, Rodolfo Martín Villa, y miembros del gabinete de Presidencia, llegó hacia las 10.15 horas al aeropuerto de Foronda-Vitoria, en el que ondeaban, junto a la bandera española, las del País Vasco y de Alava. Al pie del avión, con un frío intenso, fue saludado por el presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea; el delegado del Gobierno, Marcelino Oreja, y los capitanes generales de la VI Región Militar y de la Región Aérea. El encuentro del lendakari con Adolfo Suárez, mediante un apretón de manos, podría calificarse escuetamente de protocolario.Tras escuchar el himno nacional en un podio, Adolfo Suárez pasó revista a una escuadrilla del Aire, y posteriormente saludó a los gobernadores civiles de Vizcaya, Guipúzcoa y Alava; al presidente del Parlamento vasco, Juan José Pujana; a los cuatro consejeros del Gobierno vasco presentes: Luis María Retolaza, de Interior; Ramón Lavallen, de Cultura; Carmelo Renovales, de Justicia, y Javier Caño, de Secretaría de Presidencia; al alcalde de Vitoria y a la ejecutiva de UCD del País Vasco. No se hallaban presentes los presidentes de las diputaciones provinciales por estar precisamente todos ellos en Madrid participando en las negociaciones de los conciertos económicos.

«Mi viaje al País Vasco», diría antes de abandonar el aeropuerto Adolfo Suárez, «hay que enmarcarlo en una línea de normalidad de contactos con las diversas regiones y nacionalidades del Estado español, como presidente del Gobierno». Carlos Garaikoetxea declaraba en un tono lacónico al referirse a este viaje: «Espero que esta sea una jornada histórica, para bien, por supuesto».

El dispositivo policial en torno al aeropuerto, que resultó discreto, se convertiría en un verdadero despliegue -con utilización de helicópteros de la Guardia Civil y fuerzas mixtas- en todo el recorrido que efectuó la comitiva presidencial hasta la residencia del lendakari Garaikoetxea, el palacio de Ajuria-Enea. En el mismo pudo verse sobre un puente un cartel firmado por EGI-EAJ, ramajuvenil del PNV, que decía: «Suárez, el Estatuto». Asimismo, en la autovía que une Bilbao con Vitoria podía verse otra pancarta, con idénticas siglas, con la frase: «Suárez no eres bien recibido».

A lo largo del trayecto citado, la ausencia de cualquier tipo de símbolos o de expectación callejera venía a corroborar la impresión previa de que la visita de Adolfo Suárez al País Vasco no ha provocado, de momento, ningún entusiasmo especial en la población.

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Adolfo Suárez y Carlos Garaikoetxea abordaron la crisis económica en el País Vasco

Viene de primera páginaMuy al contrario, y en contraste con la protocolaria actitud del Gobierno vasco, el Partido Nacionalista Vasco paralizaba las actividades corporativas en la mayoría de los ayuntamientos de Vizcaya y Guipúzcoa, «en protesta por la total ineficacia de esta visita, que se produce sin resultados positivos en cuanto al desarrollo autonómico, en el aspecto concreto de los conciertos económicos». La paralización se producía mediante decretos firmados por los alcaldes respectivos y sin convocatoria previa de los plenos. Esta actitud provocaba una dura reacción del Partido Socialista de Euskadi, que, en un comunicado difundido a última hora de la tarde, arremetía contra la «irresponsabilidad de los dirigentes del partido mayoritario, empeñados, al parecer, en encontrar la ocasión de tirar la toalla», confirmando así su «querencia por el abandono de las instituciones cuando las cosas no van a su gusto».

A esto hay que añadir que, a última hora de la noche, afiliados del PNV comenzaban a pegar numerosos carteles con las leyendas Suárez, llena el Estatuto y Suárez, cumple tu palabra.

Momentos de tensión

Adolfo Suárez y Carlos Garaikoetxea, que viajaron juntos en el coche del primero, llegaron al palacio de Ajuria-Enea hacia las once de la mañana. Ante la evidente sorpresa de Adolfo Suárez, el lendakari Garaikoetxea le invitó a escuchar en las escaleras de acceso el himno Eusko Abendaren o Gora ta Gora, que, aunque es considerado corno propio del PNV, fue utilizado oficialmente durante el corto mandato del primer presidente del Gobierno vasco, José Artonio de Aguirre. La interpretación de este himno en el aeropuerto había, sido solicitada sin éxito por el Gobierno vasco. Los semblantes del presidente del Gobierno, del propio Carlos Garaikoetxea denotaban la tirantez del momento. El lendakari le explicaría a Adolfo Suárez, que ese era el único himno del anterior Gobierno vasco.

Una vez en el palacio, Adolfo Suárez y Carlos Garaikoetxa se entrevistaron por espacio de tres cuartos de hora en privado, para unirse luego a la reunión que, desde pasadas las once y cuarto, habían iniciado en el mismo edificio Rodolfo Martín Villa, Marcelino Oreja, Alberto Aza y Rosa María Posada con cinco consejeros del Gobierno vasco.

El tema de los conciertos económicos en torno al que continuaban negociando ayer mismo, en Madrid, la comisión mixta correspondiente no llegó a tratarse en profundidad en la reunión a la que asistieron Carlos Garaikoetxea y Adolfo Suárez y en la que portavoces de ambos lados coincidieron en afirmar se realizó en un clima de «cortesía, cooperación y buenas intenciones".

Sin embargo, sí se incidió, en esta misma reunión el trabajo, en el tema de la crisis económica, referida fundamentalmente al País Vasco. En este sentido, el portavoz del Gobierno vasco declaraba a los medios informativos que se habían acordado «fórmulas que permitan establecer ayudas a la economía que resulten rápidas y diversas». Asimismo, se acordó por ambas partes, según confirmaría la Secretaria de Estado para la Información, proponer que, en fecha próxima, viaje al País Vasco el vicepresidente segundo del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, para mantener contactos con sectores económicos de las provincias vascas.

Por la tarde, mientras Martín Villa y representantes de la Administración central negociaban con los consejeros vascos el tema de la policía autónoma, Adolfo Suárez se reunía, en la residencia del delegado del Gobierno en el País Vasco, con éste, con los gobernadores civiles del País Vasco y jefes de las fuerzas de seguridad del Estado.

Posteriormente, y en la misma residencia, llevaría a cabo audiencias simultáneas con las directivas de las patronales de Alava (SEA), de Guipúzcoa (ADEGUI)y de Vizcaya (Confederación General de Empresarios), esta última presidida por el industrial Luis Olarra.

Al término de la reunión con la Confederación General de Empresarios de Vizcaya, Olarra informó a los periodistas que se habían planteado temas generales sobre la problemática económica en Vizcaya. «La situación económica», dijo Olarra, «es muy grave y los planteamientos sociales hacen todavía más grave la situación». Informó que durante la reunión habían sido tratados todos los puntos problemáticos de la situación económica vizcaína, aunque sin profundizar Un ninguno de ellos. Informó que esperan la anunciada visita del vicepresidente económico, Calvo Sotelo, para tratar los problemas más en profundidad.

Reunión con UCD

Tras una cena en el palacio de Ajuria-Enea, ofrecida por el lendakari en honor del presidente del Gobierno, éste, pasadas las once y media de la noche, se reunía con la ejecutiva de UCID de Alava en una sesión de trabajo.

«Vengo a ver a mis compañeros de UCD, una UCD castigada, hostigada violentamente por asesinos. Yo sé lo que es ser hostigado y vapuleado y quiero deciros que estoy emocionado», dijo anoche Adolfo Suárez a sus compañeros de partido.

El presidente del Gobierno había llegado al pequeño piso, en el que la UCD alavesa está instalada, poco después de la medianoche, una vez concluida la jornada oficial.

«Como presidente», dijo Suárez, «no he venido a negociar, porque las negociaciones están en marcha, con sus tiempos y sus plazos".

«El recuerdo de todos nuestros companeros muertos debe impulsarnos a sacrificarnos por nuesiros ideales y nuestros principios. Sé lo difícil que es ser de UCD en el País Vasco, pero allí donde esté una ilusión vuestra, un amor vuestro, allí estaremos»,

El presidente concluyó sus cortas palabras a sus companeros de partido diciendo que «UCD no puede desaparecer jamás, porque existen unos votantes, existen unos militantes y unos caídos que reclaman nuestro esfuerzo».

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