Tierno fracasó en su intento de elevar en los Presupuestos del Estado el techo crediticio de los ayuntamientos

El alegato del diputado socialista y alcalde de Madrid, Enrique Tierno, en favor de la economía de los ayuntamientos fue la nota destacada de la sesión matinal de ayer del Pleno del Congreso de los Diputados, en el quinto día de debates presupuestarios, que continuarán mañana, lunes. En un ambiente muy distinto al apasionado de pocas horas antes, cuando se discutieron las pensiones de los ex ministros y las incompatibilidades, Tierno defendió con sosiego, aunque sin éxito, las depauperadas haciendas municipales, sin que faltara una apelación al patriotismo.

En relación con el artículo de los Presupuestos Generales del Estado para 1981 en el que se establece la dotación global al Tesoro del crédito oficial, Enrique Tierno propuso una enmienda para la ordenación del crédito a las corporación es locales, en la que, entre otras cosas, se solicitaba el establecimiento de «una cifra de autorizaciones de las concesiones de créditos para inversiones a realizar por el Banco de Crédito Local de España para el ejercicio de 1981 de 50.000 millones de pesetas».El alcalde de Madrid que comenzó puntualizando que no trataba de allegar bienes para el municipio que regenta- reconoció que el techo de 50.000 millones era alto, pero que se justificaba por el propósito de que, el gasto público se distribuya mejor y favorecer a los pequeños y medianos municipios, así como la realización de los planes provinciales y la potenciación de la inversión local, «en los últimos años casi apagada». Recordó además, los presupuestos de liquidación de deudas de 1979 -falta por pagar un 60%- y de los presupuestos ordinarios y especiales de 1980.

Tierno rehuyó con todo cuidado cualquier mención o adjetivo que tuviera una connotación política o planteara el problema como una discusión ideológica o partidista. Por el contrario, insistió en el interés que para la comunidad nacional ofrece que los municipios funcionen y en lo razonable de su propuesta, al margen de «criterios de partido», «decisiones disciplinarias» o actitudes que puedan adoptarse «en bloque y dogmáticamente».

Oídos sordos centristas

Pero ni estos argumentos ni las apelaciones a la seguridad psicológica del ciudadano y al criterio sano y patriótico que presidía la propuesta sirvió a Tierno para convencer a la que había denominado «Cámara de persuasión y no de disciplina». El centrista Santiago Rodríguez Miranda manifestó su acuerdo con los principios filosóficos expresados por el diputado, pero, en definitiva, no aceptó la enmienda. Y el ministro de Administración Territorial, Rodolfo Martín Villa, manifestó la voluntad gubernamental de resolver las deudas municipales y de proyectar modificaciones legales -en el marco, entre otras, de la futura ley de protección al transporte y de la de Régimen Local- para dar solución a muchos de los problemas planteados.

Tierno agradeció el aspecto consolador de las respuestas obtenidas, pero insistió en la conveniencia de incluir en los Presupuestos algunas de las promesas legislativas, a fin de obtener cierta .garantía de que las corporaciones locales obtendrán créditos a través del Banco de Crédito Local. La enmienda fue rechazada por 123 votos a favor, 150 en contra y seis abstenciones. El comunista y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, Ramón Tamames, explicó el voto favorable de su grupo y pidió al Gobierno que recapacitase sobre las soluciones ofrecidas en la enmienda rechazada.

Modificaciones

Del total de veinte artículos debatidos en la mañana de ayer, del 16 al 35, incIusive, las modificaciones más importantes introducidas se refieren al aumento excepcional de retribuciones a los funcionarios de las corporaciones locales y al denominado segundo aval.

Ni una sola de las enmiendas propuestas por la izquierda contra las normas tributarias relativas al impuesto sobre la renta de las personas físicas -la denominada «contrarreforma fiscal»- lograron prosperar, a pesar de los esfuerzos especialmente intensos del comunista Fernando Pérez Royo.