El Ejército de Guatemala empleó bombas de fósforo en el asalto a la Embajada española
El Tribunal Russel, reunido en Rotterdam (Holanda) para estudiar los crímenes contra los indios en América del Sur y del Norte escuchó ayer un estremecedor relato sobre el asalto e incendio de la Embajada española en Guatemala, ocurrido el pasado mes de enero, y en el que murieron treinta personas, entre ellas un diplomático español. Cuatro testigos -dos de ellos declararon con capucha para evitar la represión a su regreso a Guatemala- coincidieron en declarar que el incendio no había sido provocado, en absoluto, por cócteles molotov, sino por bombas de fósforo.El tribunal -integrado por relevantes personalidades de la ciencia y el derecho- escuchó el testimonio de dos indios -Pedro y Juana-, de Miguel Albizures, líder sindical guatemalteco en el exilio, y de Carlos Gallardo, diputado también en el exilio.
Los testigos explicaron detalladamente cuál es la situación de las comunidades indias de Guatemala y las circunstancias que llevaron a un grupo a encerrarse en la Embajada de España.
«La matanza de la Embajada española», afirmó Pedro, «no es un caso aislado, sino un síntoma más de algo que se produce con regularidad en Guatemala. En esta ocasión, la opinión pública se alarmó porque había sido violada la inmunidad diplomática».
Según explicaron, la ocupación de la Embajada española fue la consecuencia de un largo proceso de protesta contra las actividades del Gobierno en la zona de El Quiché. «Desde hace mucho tiempo», añadieron, «se busca la supresión de la cultura, educación y religión de los indios; pero ahora, por intereses de las compañías constructoras de carreteras y explotadoras de yacimientos de cobre y petróleo, se intenta expulsar físicamente a los indios de sus tierras».
La desaparición de siete campesinos indios -cuyos cuerpos aparecieron posteriormente torturados- llevó a otro grupo de campesinos y a varios de sus simpatizantes a ocupar la Embajada española para denunciar esta serie de secuestros, asesinatos y violaciones de los derechos humanos.
Los testigos describieron el ataque del Ejército guatemalteco contra la sede diplomática y aportaron datos sobre el material utilizado, bombas de fósforo, que fueron las causantes del incendio, y no cócteles molotov, como pretenden las autoridades militares de aquel país.
«Uno de los supervivientes», explicaron, «fue secuestrado en el hospital y asesinado. El otro, el embajador de España, consiguió huir y refugiarse en la casa de otro diplomático. Cajal ha declarado que responsabiliza al Gobierno guatemalteco de lo ocurrido, pero, lamentablemente, no ha sido autorizado a hablar con toda libertad».
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