Camuñas
Nacho Camuñas es un político que ha hecho su camino al andar, aunque a lo mejor ni siquiera ha leído a Machado, como buen editor que fue. A mi me lo decía cuando me editaba cosas: -Esto del libro es un atraso, Umbral. Ahora manda la tele.
Luego le dieron una guzzi y un casco, o sea, abusaron de su inexperiencia. Ya decía Neruda que «mirando fijamente el aire puede verse un cartero». Yo, esta mañana, cuando iba a comprar Le Monde (el pan, ahora, me lo compra el gato), he mirado fijamente el aire y he visto a Camuñas, que ya no va de cartero Cortes/ Gobierno, sino que ha aprendido mucho de la política y de la vida, y que, a más de ser la bragueta de oro de la política española (un soltero con pasta y con porvenir), ha acortado mucho sus distancias respecto del señorito, o sea Suárez, no sé si porque Nacho ex/Noche está sentando la cabeza o porque Suárez la está perdiendo. En todo caso, la sucede por dentro, en estos días, un viboreo de líderes. Todos pueden llegar lejos, incluso los jóvenes turcos, a quienes Fraga, el hombre/ pelotón, ha fusilado con una sola frase:
-No fueron más que franquistas mediocres.
Pues claro qué sí. Había que ser franquista con un par o irse a lowa con Aranguren (o donde fuera Aranguren). Franquistas mediocres de ayer, embozados en su condición de tecnócratas apolíticos, vírgenes de la tribu caudillista, jóvenes turcos de hoy, quieren acelerar el escalafón/ucedé, como si fuera el teleférico, y se frotan todas las mañanas con loción de azufre Veri a ver si les sale la barba y llegan en seguida a barones y les hacen virreyes de alguna Generalidad.
Frente a ellos, Camuñas resulta ya un politico carrozona, con su pasado bogascoso incluso (como decía la gran María Félix), pasado borrasca/ erótico que es tan importante para un político como el pasado legislativo. Camuñas, con estar mucho más maduro y puesto en el tema, no tiene un presente político, filosóficamente considerado, a no ser que su pre sente se llame Paula Pattier, niña errática y vestida un poco reinona para Primavera de Juan Ramón. Ignacio va hoy de colonia apaisada y chaleco finísimo, yo diría que King's Road (Londres), aunque a primer golpe engaña y parece que se lo han tricotado en casa. (A Camuñas, como a casi todos nuestros polít icos, le va mucho decir «tricotado» por «tejido» e «influenciado» por «in fluido».) Es la cultura/jet de la neoucedé. Porque el partido del Gobierno, en el que antes no se distinguía nada, sino una masa de contaminación ideológica que cerraba el paso al tráfico en Castellana tres, luego se han ido distinguiendo familias, grupos, capas geológicas, material ypor fin estamos empezando a distinguir personas, lo cual que esto último es lo más peligroso, claro, para el presidente. Ahí están los nevaditos o procedentes de las montañas nevadas, canción que, con ser tan viril, fue escrita con caligrafía femenina. Luego están los nacional/lavillas, de pensamiento político más encelsogarciado. Luego, los socialordófiez, a quienes les está comiendo el pan negro de la libertad (que dijo Castelar) don Felipe González, que no para de alternar y descorchar con Olof Palme y Willy Brandt.
Pero están, sobre todo y por fin, los nombres, los hombres: Ordóñez, Herrero de Miñón, Landelino, Martín Villa e incluso Camuñas. Cuando incluso Camuñas, con quien tomé un cubata la otra noche y me dijo que quería conocer a Fernando Savater, cuando incluso Camuñas se erige en variante tácita a la presidencia del partido, es que hemos llegado, señor Suárez, al «¿tambíén tú, Bruto, hijo mío?». Para darle la cicuta a César, Shakespeare hacía un melodrama. Ahora hacen un Congreso.
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