Aplazar la conferencia
La opinión que el hombre de la calle tiene de los políticos y gobernantes en general habría descendido aún más, si a lo largo de las últimas semanas hubiera prestado la menor atención a los trabajos preparatorios de la Conferencia sobre Seguridad.¿Qué puede decirse de unos sesudos varones que en más de dos meses de incesante parloteo no son capaces de ponerse tan siquiera de acuerdo sobre el orden del día y el plan de trabajo?
No hace falta ser un lince para darse cuenta de que lo que ocurre es que ni el bloque occidental ni el bloque soviético están dispuestos a pasar por el aro de los planteamientos rivales.
De muy poco sirve, por cierto, pensar que son los primeros quienes tienen razón y que es la Unión Soviética la responsable de esta crisis sin salida.
El espíritu de Helsinki está edificado sobre la concertación y nada lo hará progresar si una de las partes rehuye el escrutinio de lo cumplido.
Está claro que este no es el momento adecuado para que la conferencia se celebre. Dentro de unos meses, cuando los planes de Reagan queden contrastados con la dura realidad del gobernar, cuando Afganistán quede más lejos en el tiempo y cuando exista una mayor estabilidad en Oriente Próximo, las cosas pueden ser distintas.
Por esa razón pensamos que la conferencia debe ser aplazada, aunque formalmente se celebre hoy la ceremonia de apertura. El espíritu de Helsinki es un instrumento demasiado valioso como para dejarlo rodar.(...)
11 de noviembre
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