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Crítica:MUSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Estreno de AIban Berg y José Delás en el Teatro Real

Recuerdo que en mis primeras críticas al entonces jovencísimo Tamayo señalaba sus aptitudes para la dirección entre tantas y tan variadas como posee para la música. Hoy, sin abandonar otros campos, la dirección parece ser el objetivo y la dedicación principal de Arturo Tamayo, actualmente profesor de Interpretación de la Música del siglo XX en la Escuela Superior de Friburgo.El estudio y análisis de la música contemporánea lleva a Tamayo a interpretaciones rigurosas, bien planificadas y realizadas con efusividad expresiva. Así, la suite de Lulú (que si no me equivoco era estreno en Madrid), nos llegó en traducción admirable. Alban Berg, tan discípulo de Schönberg como diferente a él («Berg procede de modo muy diferente al mío en el empleo de las series», escribe Schönberg a Erwin Stein), utiliza las innovaciones de su maestro, pero, de otro lado, enlaza con el primer Schönberg y hasta con Wagner en sus concepciones dramáticas, bien que en el autor de Lulú y Wozzeck la estructura general aloje una serie de formas cerradas, vocales e instrumentales, tomadas de la tradición.

Orquesta Sinfónica de R TVE

Director: A. Tamayo. Solistas: Eva Csapo y J. A. Robles. Obras de Delás, Vanhal y Berg. 1 de octubre.

De todos es conocido el largo incidente de la segunda ópera de Berg, en la que el compositor trabaja desde 1929 hasta su muerte, en 1935, aunque interrumpiese su labor para dedicarse al Concierto para violín. Basada en dos obras de Frank Wedekind (1864-1918), Espíritu de la tierra y La caja de Pandora, Lulú presentaba tantas dificultades, por lo menos, como Wozzeck, ante el que Schönberg comentara: «Debo decir hasta qué punto me sorprendió el que este adolescente tímido, de corazón tierno, se lanzara a una aventura que parecía condenada al desastre: la realización de Wozzeck, drama Je tan trágica acción que parecía excluir su puesta en música. Objeción más grave: la acción comportaba escenas de la vida cotidiana, en contradicción con los cánones operísticos, que reposan todavía en el uso de hábitos teatrales y personajes convencionales».

Cuando muerte Berg, todos piensan que de Lulú quedan dos únicos actos, aunque algunos saben lo avanzado d su trabajo en el tercero. En 1937 Erich Kleiber dirige en Berlín la Lulú-Simphonie, y en 1937 se representan en Zurich los dos actos primeros con la escena final que el compositor había incluido en- la versión de concierto. La viuda de Berg está dispuesta a que otra mano finalice la ópera y, como es lógico, se piensa en Schönberg. Bien dispuesto al principio, rehúsa después, al encontrar en el texto algunas alusiones que consideraba ofensivas para los judíos.

Tras esto y alguna complicación de orden íntimo, la señora Berg niega autorización para que nadie ultime Lulú. Apostel, Krenek, Webern y Zemlinsky conocen los manuscritos (el primero había revisado los dos primeros actos). y, como Willi Reich, consideraba perfectamente factible la terminación de la obra. Al fin, Frederich Cerha, de acuerdo con la Universal Edition, se dedica con empeño a la tarea, aunque deciden no hacerla pública, ni siquiera hablar del terna, mientras Helena Berg viviera.

Lulú, ya completa, se estrena en 1979, bajo la dirección de Pierre Boulez, en la Opera de París (véase EL PAIS de 22 de abril de dicho año) y la versión circula ya en discos.

La suite sinfónica, escuchada ahora -con la colaboración excelente de la soprano Eva Csapo-, refleja todos los valores de la ópera a lo largo de cinco movimientos: rondó (andante, himno), ostinato (allegro), lied de Lulú, variaciones y adagio, dotados de una unidad interna formidable.

Arturo Tamayo ha montado Lulú con minuciosidad y perfección. En cuanto hace brillan sus conocimientos de la partitura pero también y en grado no menor su fuerte instinto musical.

"Conceptos", de José Luis Delás

Dispuesto «a no hacer» concesiones en su programa, Arturo Tamayo dirigió la primera madrileña de Concetti (Conceptos), de José Luis Delás, obra escrita en 1975, grabada bajo la dirección del autor en Radio Colonia y estrenada públicamente en el Festival de Royan, 1977.

Hay en Delás un gusto por los planteamientos culturales y una tendencia hacia la música no solamente expresiva, sino impactante. Una y o tra vez repite las palabras de André Bretón: «La belleza será convulsiva o no será».

Muchas bellezas sombras flotando entre espacios de silencio contiene Concetti, cuyo conjunto instrumental añade a la orquesta normal, guitarra, clave, piano, arpa, celesta y percusiones. Cada diseño, cada nota (en sus diversos valores), fueron pensados con rigor, exigencia y, a la vez, dentro de una idea de flexibilidad que alcanza a la disposición de los tempi.

Tamayo y la Orquesta Sinfónica de RTVE rindieron un estreno clarísimo, fiel y matizado. José Luis Delás saludó con sus intérpretes varias veces para recibir grandes aplausos, apenas rozados por alguna disidencia.

Entre las dos obras de nuestro siglo, un concierto para contrabajo de Vanhal sirvió, sobre todo, para medir la capacidad profesional del solista de la RTVE. Jaime Antonio Robles, tan seguro en el ritmo como lúcido en los muchos pasajes virtuosistas. Robles, orquesta y director fueron calurosamente ovacionados.

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