Balance de las jornadas sobre terrorismo

El desarrollo de las jornadas de estudio sobre «El terrorismo y los medios de comunicación social», clausuradas el miércoles en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), con la adopción de unas recomendaciones por parte de los casi cincuenta periodistas participantes, precisa de algunos comentarios que ayuden a su debida valoración.La apertura del CESEDEN a los periodistas para una tarea de reflexión conjunta sobre el terrorismo ha sido recibida como un inicio esperanzador, porque, en, opinión de los observadores, refleja una concepción moderna de la Defensa nacional, que sobrepasa la organización y la acción de las Fuerzas Armadas (FF AA).

En definitiva, la convocatoria respondía a una necesidad que se dejaba sentir hacía tiempo, y su puesta en marcha ha sido diseñada con amplia generosidad pero con dosis también grandes e ingenuidad. En efecto, las invitaciones se hicieron llegar, sin discriminación alguna, a todos los directores de diarios, salvo a Egin, a los directores de los semanarios de mayor difusión, a los directores de las cadenas de emisoras con cobertura nacional y a los de los programas informativos de Radio Nacional y Televisión Española.

Dificultades de asistencia personal de algunos directores y un sentido inflexible del aparato organizador para aceptar su sustitución por alguna persona relevante de las respectivas redacciones dieron por resultado la ausencia de medios de Prensa tan relevantes como los diarios Ya, Abc, La Vanguardia, La Gaceta del Norte, El Correo Español-El Pueblo Vasco, Diario de Navarra, Cambio 16, Gaceta Ilustrada, La Calle, por citar sólo algunos ejemplos significativos.

A sensu contrario, la respuesta de los directores de diarios encuadrados en los Medios de Comunicación Social del Estado resultó abrumadora. Según el cómputo realizado, de 44 asistentes, trece pertenecían a MCSE, a los que por afinidad debe añadirse el director de la revista Defensa, además de siete representantes de RTVE.

Las jornadas de estudio estaban proyectadas para analizar el papel que corresponde asumir a los medios de comunicación frente a la amenaza terrorista, precisamente desde el punto de vista de la defensa nacional, que se considera íntimamente ligada con el concepto de seguridad nacional.

El general Arozarena, director del CESEDEN, tuvo buen cuidado, ya en sus palabras inaugurales, de aclarar que la celebración de las jornadas no llevaba consigo ninguna clase de valor implícito sobre el papel de las FF AA, en relación con el terrorismo.

Declaró también ajeno al espíritu del CESEDEN cualquier pretensión de suplantar acciones políticas que tienen su esfera de acción propia; desplazar instituciones de seguridad a las que jurídicamente corresponde la lucha contra el terrorismo, ni mucho menos condicionar la libertad de reflexión o de opinión sobre el tema.

Elementalidades genéricas

Las aportaciones de los conferenciantes, probablemente necesarias para un público no introducido en el tema, se movieron en un terreno de elementalidades genéricas sin referencias directas a la situación del terrorismo en España.

Sin subestimar su valor de intento introductorio, el texto de las conferencias revela la ausencia de una doctrina antiterrorista mínimamente elaborada desde la que combatir la más grave amenaza que encara la democracia española. Brilló por su ausencia todo aporte de datos españoles sobre el reflejo en los medios de comunicación de las acciones terroristas, sobre la evolución de las actitudes políticas en torno a la violencia y sobre las técnicas de guerra psicológica que utilizan etarras y ultraderechistas.

Este primer encuentro entre militares y periodistas en el ámbito académico del CESEDEN ilustra bien el cambio favorable que han experimentado sus relaciones mutuas a lo largo de estos últimos años, desde una situación inicial en que las hostilidades entre Prensa democrática y FF AA eran el sustrato real bajo apariencias de adulación recíproca.

Para que las pasadas jornadas hubieran podido jugar la función catártica pendiente, habría que haberles añadido una revisión panorámica de las pasadas dificultades entre periodistas y militares, analizadas con toda franqueza en el seno de algún grupo de trabajo. Se requiere aún un ejercicio de exorcismo que ahuyente el fantasma del golpismo militar de la mente de los periodistas.

Sólo en el compromiso firme de defender la democracia, cada cual en el área de sus responsabilidades específicas, puede llegar a forjarse una leal colaboración de la Prensa junto a las FF AA en temas como el del terrorismo, desde el punto de vista de la defensa nacional. A estos efectos, la presencia de Merino, director del Heraldo Español, en las jornadas resultaba desconcertante.

A veces, discursos como el del general Aramburu (véase EL PAIS de 12 de octubre), director de la Guardia Civil, deterioran en un momento la paciente labor de mucho tiempo en pro de un entendimiento adecuado.

Todas estas apreciaciones deben enmarcarse dentro de la valoración muy positiva concedida a una iniciativa de este porte, que en sucesivas ediciones deberá proseguir una tarea cívica de primer orden. Esa es la exhortación contenida en las recomendaciones elaboradas por los participantes (véase EL PAIS de 30 de octubre), tras su primera toma de conciencia.