La estafa al casino de Montesblancos, descubierta por el fallo de un crupier

El reciente ingreso en prisión de veinticuatro personas por presunta estafa de varios millones al -casino de Mantesblancos (Zaragoza), estuvo determinado por el descubrimiento, por miembros de la Brigada Especial del Juego, de un crupiér de nacionalidad alemana que ocultaba entre su ropa fichas por valor de 25.000 pesetas. No se ha determinado la cuantía de la estafa.

Tras su detención, se hallaron en su taquilla-vestuario más fichas de juego, por un valor de 70.000 pesetas. Como consecuencia de la declaración de este crupier y de diversas investigaciones, según señala un comunicado de la Jefatura Superior de Policía de Zaragoza, se procedió a la detención de veintisiete personas, veinticuatro de las cuales fueron ingresadas en prisión.La nota policial detalla minuciosamente el sistema que seguían los supuestos defraudadores para materializar sus operaciones. La apropiación de fichas por parte de los crupieres se realizaba aprovechando la circunstancia de que en el momento en que el crupier cilindrista cantaba el número premiado, señalándolo con el rastrillo, los jugadores, por reflejo instintivo dirigían la vista al lugar del tapete señalado por el crupier, momento en el que el otro cilindrista o el jefe de mesa se apoderaban de varias fichas o placas que posteriormente escondían entre su ropas.

Por otra parte, la apropiación de fichas o placas por parte de jugadores en connivencia con crupieres se llevaba a cabo aprovechando el momento en que se cantaba el número. En ese instante, el crupier colocaba las fichas o placas en los bolsillos de los jugadores, acercándolas al borde de la mesa para que el jugador se apropiase de ellas, o bien mediante la colocación por parte del crupier de las fichas en su silla para taparlas con la pierna.

La adjudicación de premios que no correspondían a los puntos se efectuaba de las siguientes formas: mediante el depósito de fichas o -placas en el número premiado al colocar el marcador, si se trataba de la ruleta americana, o por utilización del rastrillo, en el caso de las ruletas francesas.

Entre los encartados, se encuentran el director adjunto del casino y miembro del comité de dirección, Carlos María Alonso García, quince crupieres, ocho juagadores y tres ex crupieres. De sus declaraciones se desprende que estas operaciones ilegales se realizaban con toda probabilidad desde la inauguración del casino.