Duelo o vacaciones
Cincuenta y un muertos; de-ellos, 48 niños. ¡Qué tragedia, Señor!Otra más a sumar a la ya larga lista de la que en España se vienen sucediendo en los últimos años.
Ahora, como siempre, habrá que buscar a alguien a quien echar la culpa, que será, como siempre también, el que menos culpa tiene.
Aunque en este luctuoso suceso no aparece ningún guardabarreras, ,como en el accidente de Chirivella, ni ningún guarda jurado, como en el caso del robo de 7.000 kilos de Goma-2, lo más seguro es que la tragedia se la achaquen a la mujer de la limpieza o al conserje del grupo escolar de Ortuella. Y no es ese el camino.
Ignoro todos los asuntos que han tratado los representantes de los distintos países que han tomado parte en la reciente conferencia, celebrada en Madrid, sobre la seguridad ciudadana. Pero es fácil suponer que los temas tratados habrán versado sobre todo en proteger a los ciudadanos contra actos terroristas, atracos, secuestros y asaltos a mano armada.
A lo mejor han hablado también de que los ciudadanos tienen que tener la seguridad de que los depósitos de explosivos están debidamente custodiados; de que los aeropuertos ofrecen todas las garantías para un feliz vuelo de los viajeros; de que los trenes circular sin que cada dos o tres meses se produzcan accidentes con víctimas mortales; de que en los campings se pueden disfrutar unas vacaciones en paz y tranquilidad; de que sus hijos van al colegio en autocares lo suficientemente seguros, y de que en sus escuelas se toman las más estrictas medidas para garantizar la integridad física de los alumnos. Porque todo ello también es seguridad ciudadana.
Y si han hablado de todo esto, ¿cuál habrá sido el informe presentado por los representantes españoles?
Como decía al principio, la culpa será del guarda./
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