La guerrilla salvadoreña, contra la mediación de la Iglesia

«Los obispos salvadoreños no se sienten perseguidos, pero el pueblo de la Iglesia salvadoreña sí que es una Iglesia perseguida. Los obispos no pueden mediar entre la Junta y el Frente». Con estas palabras desmentía el portavoz y representante en España del Frente Democrático Revolucionario salvadoreño las noticias recientemente difundidas sobre un posible papel moderador de la Iglesia en El Salvador.Según el portavoz del FDR, los obispos salvadoreños no pueden mediar porque son parte interesada. De los cuatro obispos que componen la Conferencia Episcopal, uno es coronel del Ejército, otro es asesor de la Junta, el tercero queda al margen por su avanzada edad y el cuarto, Arturo Rivera, obispo de San Salvador, ya ha manifestado que no se dan aún las condiciones para la negociación. Y Arturo Rivera es, a pesar de su difícil equilibrio entre la fidelidad al legado de Oscar Romero, el obispo asesinado, y las presiones oficialistas, el único que goza de credibilidad mediadora entre los militares y la oposición democrática.

Según el portavoz del FDR, que es también miembro de la Coordinadora Nacional de la Iglesia Popular, asociación que apoya moral y humanamente al Frente Revolucionario, nueve han sido los sacerdotes asesinados desde 1967 por los sucesivos Gobiernos y, en el último mes, quince personas fueron ametralladas en Iglesias y 39 raptadas y dadas por desaparecidas.