Frialdad en la calle y alegría entre políticos
El desbloqueo final de la autonomía andaluza ha sido acogido con frialdad por el hombre de la calle y con satisfacción entre la clase política y los medios de comunicación de las distintas provincias, que han publicado o emitido comentarios elogiosos hacia los negociadores e historiado la andadura del proceso autonómico desde la constitución de la Junta, en mayo de 1978, así como los próximos pasos del mismo. El alcalde de Sevilla, Luis Uruñuela, invitó a engalanar la ciudad.
Aunque el ciudadano de a pie mantiene la vaga conciencia de que la autonomía del 151 es la mejor («pero eso de la autonomía es bueno, ¿no?», comentaba ayer un conserje), la verdad es que la complejidad del tema a partir del referéndum del 28 de febrero y la desmoralización causada por la última etapa de negociaciones, han ido generando un sentimiento de desilusión y cansancio que los propios políticos han constatado en público, aunque sólo fuera para culpar del problema a sus adversarios.Es probable, sin embargo, que los andaluces vuelvan a sentir ilusión por su autonomía en esta nueva situación y que el próximo Día de Andalucía, el 4 de diciembre, sea otra vez una fiesta masiva y consensual, aunque ni los más optimistas confían en reeditar el entusiasmo desbordante de años anteriores. Tampoco la contienda electoral que se avecina en Sevilla y Almería va a contribuir precisamente a animar al personal.
La nota dominante de esta campaña va a ser el intento de cada partido por adjudicarse el mayor mérito en la consecución del acuerdo Firmado ayer en Madrid Cierto es que unos lo tienen más difícil que otros, pero es ya proverbial la tendencia generalizada en la clase política a despreciar olímpicamente la memoria colectiva de sus votantes. Se confía, en todo caso, en que el desbloqueo autonómico permita al menos reducir los índices de abstención en ambas consultas del 27 de noviembre, que se situaban por encima del 60% según algunos sondeos.
