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Reportaje:

Sempere pide que se despolitice la polémica sobre su museo alicantino

En la Casa de la Asegurada, sede de la Colección Arte del Siglo XX, donada por Eusebio Sempere a la ciudad de Alicante, acaba de cedérsele una sala provisional a varias obras de Joan Miró. Figuran en ella un grandioso telón de fondo y nueve de los muñecos realizados por el célebre pintor catalán para la obra teatral Morí el Merma. En vísperas de esta inauguración estallaba de nuevo la polémica, nunca extinguida del todo, en torno a este museo. Ahora Sempere traza un balance -«espero que sereno»- de la misma, al tiempo que reclama la despolitización del tema.

A principios del presente mes, dos periodistas del diario alicantino La Verdad, Enrique Entrena y Angel García, realizaban un reportaje espectacular en el interior del museo de la Asegurada. A fin de demostrar con elocuencia práctica que el museo carece de todo tipo de seguridad, robaron un aguafuerte de Matías Quetglas. Es más: dejaban nítidamente claro en su reportaje que sólo hacía falta un destornillador para apropiarse de obras tan valiosas como las de Julio González o Chillida. Estallaba el escándalo.Casi al mismo tiempo, señala Sempere, «me enteraba de que la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Alicante se oponía a la inauguración de las obras de Miró destinadas al museo». La indignación del pintor quedaba reflejada en graves declaraciones: «Estoy harto. Voy a vender todas las obras». Resurgía la polémica. Pero, por fortuna para los alicantinos, calmóse el temporal por ambas partes. De esta forma, los muñecos de Miró ya tienen su adecuado cobijo provisional.

Hace sólo unos días, de paso por Madrid, era el propio Miró quien nos contaba cuánto significaban para él esos muñecos: «Me rejuveneció mucho hacer eso. Uno se cansa de hacer obras destinadas a la inmovilidad. Yo me ponía perdido de pintura mientras los realizaba. Pero lo pasí muy bien, ¡puñetas! Además, eso ha debido encandilar a los organizadores de un ballet en Venecia, pues me han pedido otros; y, sí, se los voy a hacer. Porque ahora, desdichadamente, los pintores se ocupan poco del teatro, donde el aspecto plástico es tan esencial».

El director de Morí el Merma, Joan Baixas, ha explicado en Alicante que Miró hacía que los actores se vistieran con los hábitos, para pintarlos mientras se movían, armado de una escoba. Ese aspecto lúdico, aunque luego resuelto con cierto dramatismo en la estructura y en los colores, desencadena la sonrisa en Sempere. Pero no se olvida de los muchos problemas que pesan sobre su museo.

Y los va enumerando: «Naturalmente, hay momentos en que me entran rabietas por tal o cual motivo; sin embargo, jamás he deseado que el museo deje de estar en Alicante. Ahora bien, las autoridades tienen que preocuparse con rapidez de que goce de todos los medios de seguridad necesarios. Y tienen que ser fieles al espíritu y a la letra de la escritura realizada cuando hice la donación».

Miedo a las manipulaciones

El alcalde de Alicante, José Luis Lassaleta, tiene serias dudas sobre lo acertado de esa escritura y desearía que el museo dejase de ser donación para convertirse en fundación. Eso indica Sempere, para luego añadir: «El alcalde me ha dicho que ha redactado otros estatutos y que quiere que yo los apruebe. Antes de pronunciarme, por supuesto, los tendré que leer. Pero quiero dejar ya claro que, a mi juicio, el PSOE de Alicante está politizando indebidamente el tema. Yo no tengo la culpa de que el anterior alcalde, que no era socialista, me diese todo tipo de facilidades para realizar el museo. Yo sigo sin tener la culpa de que el actual presidente de la diputación Luis Díaz Alperi, que es de UCD: sea un defensor ferviente del museo».La aclaración prosigue así: «De lo que sí tengo la culpa es de la selección de las obras que allí figuran, pues se trata de mi colección particular, hecha a mi antojo a lo largo de toda una vida, valorada en cien millones de pesetas por los expertos y donada con mucho gusto a mi ciudad. Donada, sí, pero no como si se tratase de un cajón de sastre donde se cuelen obras mediocres y tengan cabida los caprichos extrapictóricos de cada autoridad de turno. El PSOE debe entender de una vez por todas que los estatutos no van contra él, pues fueron precisamente redactados cuando el ayuntamiento estaba en otras manos, sino contra toda manipulación eventual, sea cual sea el alcalde en ese instante. O sea, que debieran pensar más en el arte y, en justa consecuencia, despolitizar por completo el tema».

Si eso se lograra, piensa Sempere que «cabría ampliar el museo, pues la casa contigua se presta maravillosamente para eso. Que se apunte ese tanto el PSOE, pues a mí no me desagradaría. Ya tengo muchas obras que no caben en el espacio actual. Y ojalá que el interés por esta colección de arte se acreciente no sólo entre los responsables políticos,sino también entre entidades como la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, que bien podría conseguir para el museo un cuadro de Picasso. Yo conservo catorce grabados del mismo artista para cuando llegue ese feliz momento y quepa abrir una sala especial. Este tipo de proyectos es lo que debiera aunarnos a todos en lugar de dispersamos por medio de polémicas agotadoras y tan nocivas para el arte».

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