_
_
_
_
_
ANDALUCIA

La torre de la Giralda, sometida a obras de restauración

Los viajeros que llegan estos días a Sevilla quedan sorprendidos al divisar a su torre universal, la Giralda, cubierta en la parte superior por una especie de bufanda otoñal. Ya en el centro histórico de la ciudad puede comprobarse que la supuesta prenda de abrigo no es sino el andamiaje protector de las obras de restauración emprendidas en el monumento más representativo de Sevilla.

El arquitecto que dirige las obras Alfonso Jiménez, señaló a EL PAIS que desde su punto de vista, puramente teórico, la restauración no ofrece graves problemas. La imagen del edificio está institucionalizada de manera clara, se le conoce artística e históricamente muy bien y los materiales son asequibles, sin que haga falta, ni siquiera recurrir a fuentes documentales para realizarla.«Las soluciones son fáciles; lo difícil es llevarlas a la práctica», declaró Jiménez, «ya que la altura y el aislamiento del edificio, la escasa superficie disponible, sus alrededores siempre llenos de turistas y en uno de los lugares de mayor tráfico de Sevilla, dificultan extraordinariamente y encarecen soluciones que son en sí sencillas y seguras». Lo concurrido de la torre y sus alrededores es, sobre todo, especialmente problemático, pues implica medios auxiliares y precauciones muy por encima de lo normal.

No obstante, el tema que más preocupa al restaurador es el uso del propio edificio. A lo largo de ocho siglos, la Giralda ha albergado multitud de funciones públicas (lugar para la llamada a la oración, atalaya, vivienda, granero, gallardete), de las que hoy carece. Actualmente sólo sirve como campanario, que, además, es accionado a distancia, lo que significa que falta vigilancia. Las consecuencias son suciedad y descuido, acentuados en los cuerpos superiores de la torre, que son precisamente los más expuestos a las inclemencias del tiempo.

Reformas anteriores

También en su aspecto actual muestra la Giralda los efectos de la pérdida de sus funciones, ya que su apariencia tradicional, con detalles pintorescos, irregularidades, pinturas y yeserías, fue normalizada a finales del siglo pasado, en aras de la pureza estilística. En cuanto a las características físicas del trabajo, se trata de un proceso muy artesanal, de ritmo lento, y que sólo permite la labor de unos pocos operarios altamente especializados. «Prefiero que nos llegue poco dinero, pero de manera constante, que mucho de una sola vez y nada más», explicó Alfonso Jiménez acerca de los presupuestos de estas obras.La Giralda es la culminación de la mezquita mayor de Sevilla, cuya construcción se inició en 1172 bajo el dominio almohade. La obra fue levantada por deseo del califa Abu Yaqub Yusuf. A mediados del siglo XIII fue adaptada por los cristianos al nuevo culto. El rostro actual de la Giralda proviene de las obras efectuadas en ella en 1558.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_