El destino de una vida
José Ortega y Gasset, una de las cimas de la filosofía y el pensamiento español, nació en Madrid el 9 de mayo de 1883, hijo de José Ortega Munilla, célebre periodista director de El Imparcial.Estudió el bachillerato en el colegio de los jesuitas de Málaga y estuvo un año internado en Deusto, donde adquirió una sólida formación clásica. En 1902 se doctoró en Filosofía por la Universidad de Madrid, con una tesis titulada Los terrores del año mil.
Más tarde, en 1905, consigue una beca para ampliar estudios en Leipzig, Berlín y Marburgo. donde Herman Cohen, el célebre filósofo neokantiano, ejerce una influencia decisiva en su formación intelectual.
A su regreso a España, colabora en El Imparcial, en la revista Faro y polemiza con Unamuno sobre la necesaria europeización de España y con Menéndez y Pelayo sobre las escuelas laicas.
En ese tiempo, Ortega ya tiene construido su pensamiento sobre tres pilares básicos: racionalismo crítico, de inspiración neokantiana, europeísmo y laicismo.
En 1910 sucede a Nicolás Salmerón en la cátedra de Metafísica de la Universidad Central de Madrid.
En el teatro de La Comedia pronuncia, en 1914, una conferencia sobre Vieja y nueva política, requisitoria contra el régimen monárquico, en la que pronuncia la célebre frase: «La restauración fue una fantasmagoría y Cánovas su gran empresario ».
Por las mismas fechas funda la revista España, en la que colaborarían Azafia, Pérez de Ayala, D'Ors, Machado y otros.
A partir de 1916 publica una serie de fascículos con el título El espectador. También en esos años aparecería una de sus más importantes obras, Meditaciones del Quijote, donde el idealismo neokantiano encuentra por vez primera una brillante expresión literaria.
Contribuye en 1917 a la fundación del diario El Sol y crea, en 1923, Revista de Occidente.
En España invertebrada (1922) formula una teoría sobre la esencia histórica española, en proceso de desintegración, y propugna una europeización integradora. Un año más tarde de la aparición de dicho trabajo publica quizá su obra más importante, El tema de nuestro tiempo, en la que expone por primera vez su teoría de la razón histórica, bajo la influencia conjugada de Dilthey y Einstein.
Continúa su lucha política contra una España retrógrada y provinciana que él ve encarnada en la monarquía y publica en El Sol (1930) su célebre artículo El error Berenguer, que termina con su famosa frase: «...Delenda est monarchia».
Desde el año 1928 al 1930 aparecen varios volúmenes de El espectador y La rebelión de las masas, importante ensayo de sociología política que tuvo resonancia mundial, influyendo en la sociología alemana de Manheim y en los socialistas italianos, que asumen como propias las tesis orteguianas sobre la burocratización del poder.
Al advenimiento de la República fue elegido diputado por León. Anteriormente había fundado la Agrupación al Servicio de la República, junto a Marañón y López de Ayala.
Otra de sus obras, La deshumanización del arte, aparecida en 1925, tuvo también resonancia universal. «La poesía, como álgebra superior de las metáforas», permanece en la sensibilidad general como frase definitiva para comprender el arte moderno.
En 1935, descontento con la orientación de la República, abandona toda actividad política. Durante la guerra civil vivió en Argentina y Portugal, hasta 1945, fecha en que regresó a España. En 1948 funda, junto a su discípulo Julián Marías, el Instituto de Humanidades. Allí dicta una célebre conferencia sobre Toynbee.
En Hamburgo recibió la medalla de Goethe junto al gran escritor alemán Thomas Mann. Durante estos años remata su pensamiento filosófico con un signo más riguroso con obras como Qué es la filosofía, La idea de principio en Liebnitz y La evolución de la teoría deductiva.
José Ortega falleció en Madrid el 18 de octubre de 1955. Su entierro constituyó una imponente manifestación de fe democrática.
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