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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Hacia un clima de decadencia moral y cultural de Europa

La crisis económica que atravesamos amenaza con colocar a los países de Europa occidental en una situación cada vez más subalterna y dependiente. La tensión política internacional y la dinámica del bipolarismo evolucionan en la dirección de convertir a Europa en el principal teatro de una posible guerra nuclear. Los efectos, difusos pero presentes, de estos procesos generan un clima de decadencia cultural y moral en esta región del mundo que se ha caracterizado históricamente por todo lo contrario.Estas graves preocupaciones hemos expuesto los comunistas españoles ante los restantes partidos comunistas de Europa occidental en el encuentro de Bruselas. No hemos hecho estos planteamientos para dar una nota catastrofista. Muy al contrario, si hemos hablado con claridad de los grandes males ha sido para fundamentar los grandes remedios que proponemos. No pensamos que éstos puedan surgir desde la derecha ni tampoco de ninguna familia política aislada. La lucha por agrupar a las fuerzas obreras y populares de Europa occidental, por superar la división histórica entre comunistas y socialistas, nos parece fundamental para promover una alternativa de progreso a la crisis económica, para establecer las bases de una paz más sólida en el mundo y para renovar las sociedades europeas.

Posiblemente no nos hemos hecho entender completamente. No han faltado, desde luego, puntos de vista distintos en lo general y claramente divergentes en aspectos concretos que se deducen de lo anterior.

Así ha ocurrido, por ejemplo, en el tema de la CEE. Nosotros hemos defendido la tesis de que, dado el carácter mundial de la crisis, la utilización progresista de los espacios supranacionales existentes, como la CEE, es un elemento fundamental para establecer una alternativa a la crisis. Junto a esto hemos criticado las actuales políticas concretas de la CEE y, por supuesto, hemos reiterado nuestra posición favorable al ingreso de España en la Comunidad. Todo ello, como una necesidad española para hacer frente a la crisis, para corregir desequilibrios internos y como una contribución de la izquierda española a la lucha en el seno de la Comunidad por debilitar el dominio monopolista actual y avanzar hacia una Europa de los pueblos y de los trabajadores.

Ampliación de la CEE

El tema fue polémico. Nosotros nada hemos dicho sobre la posición de aquellos partidos que son contrarios al ingreso de sus países en la Comunidad. Tampoco a los partidos de países que están dentro de la Comunidad y defienden su salida. Pero sí hemos dicho algo a los partidos de países que están dentro y se proponen seguir dentro luchando por la transparencia progresista de la CEE. Les hemos dicho que lo lógico es que nos entendamos, ya que nosotros, que estamos fuera, defendemos el ingreso de España precisamente con la voluntad de contribuir a esa lucha por la transformación de la CEE.

Y, de hecho, nos hemos entendido, por ejemplo, con italianos y belgas, que han defendido el ingreso de España. Pero no ha sido así con los franceses, que se han opuesto a la ampliación de la Comunidad, llegando en algún momento a argumentar en base a pretendidos intereses de los trabajadores de España, Grecia y Portugal.

Para evitar el absurdo de que el Partido Comunista francés trate de establecer cuál es el interés de los trabajadores españoles, en abierta contradicción con los puntos de vista del Partido Comunista de España, propusimos un criterio: dado que cada partido establece soberanamente la posición que considera correcta para las relaciones de su país con la Comunidad, lo lógico es que todos los partidos nos comprometamos a respetar el juego de posiciones así resultante. Podemos decir que este criterio fue haciendo camino a lo largo de la reunión.

Otro extremo no exento de polémica en este encuentro de Bruselas ha sido la caracterización y posible continuidad de este tipo de reuniones. Conviene recordar que el encuentro de Bruselas era algo original: partidos comunistas de Europa occidental sólo y exclusivamente. Esto marca una diferencia básica con otras reuniones, como la de mayo pasado en París, donde estuvieron partidos de Europa del Este y del Oeste, con ausencias importantes de ambos campos, entre otras, la del PCE. De hecho, el precedente más próximo de esta reunión de Bruselas se remonta a seis años.

Para algunas delegaciones, este tipo de encuentros habría que verlos como un caso particular de reuniones más amplias de todos los partidos comunistas. Para otras, entre ellas la nuestra, más bien pueden ser un paso para potenciar encuentros más amplios, pero de las fuerzas obreras y populares de Europa occidental.

En todo caso, hubo un punto de síntesis importante. Todas las delegaciones manifestaron una valoración muy positiva sobre el desarrollo del encuentro y la conveniencia de proseguir esta experiencia. Y en este sentido hubo propuestas del máximo interés, como la que hizo la delegación sueca para discutir los problemas de los trabajadores inmigrados en Europa y organizar la defensa de sus derechos; o la de la delegación italiana sugiriendo una reflexión conjunta de comunistas, socialistas y socialdemócratas de Europa occidental sobre los problemas del nuevo orden económico internacional.

Carlos Alonso Zaldívar es miembro del comité ejecutivo del PCE y formó parte de la delegación española que asistió a los encuentros eurocomunistas de Bruselas.

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