El viaje de los Reyes

de España a Valladolid, como ha ocurrido en situaciones similares en otras zonas, estuvo salpicado de anécdotas. Las más sabrosas se produjeron, sin duda, en la comida celebrada en el claustro del colegio de los Agustinos Filipinos. A la mayoría de los de invitados les sorprendió agradablemente el menú, que había preparado José Antonio Garrote, propietario del restaurante La Fragua. Los embajadores de los países latinoamericanos estaban entusiasmados con el aperitivo: uvas con queso añejo. Hubo quien les recordó un viejo refrán castellano: «Uvas y queso saben a beso». Muchos de ellos se apuntaron la recta, informa Luis Miguel de Dios desde Valladolid.La reina Sofía también quedó maravillada del rape con almejas y salsa de piñones que figuraba en su menú. Repitió tres veces.

Quien fue protagonista de una anécdota curiosa fue monseñor Dadaglio. El ex nuncio se dirigió a pie desde la universidad hasta la plaza Mayor y allí se colocó entre la gente que vitoreaba a los Reyes. Uno de los presentes, al volver la cara y verlo junto a él, no pudo reprimir una exclamación: «Hostia, el Papa». Monseñor Dadaglio, pese a la irreverencia y ante la espontaneidad del castizo, no tuvo más remedio que dejar escapar una sonrisa.