Descubierta una estafa de cuatro millones de pesetas en falsas rifas benéficas
Más de cuatro millones de pesetas ha conseguido estafar un supuesto expendedor de papeletas, de rifa, respaldadas por clubes de ancianos y parroquias a los que el autor del hecho engañaba previamente. Cada una de las papeletas era vendida al precio de cincuenta pesetas y se calcula que hasta su detención había emitido unas 81.000. Las ventas eran efectuadas en gasolineras y viviendas particulares por personas jóvenes en paro, que percibían mil pesetas por jornada o el 50% de las ventas formalizadas.El presunto responsable de la estafa es José Sáez Calleja, de cuarenta años, casado, conocido como el Valenciano.
Sáez entraba en contacto con organizaciones benéficas o con parroquias, a cuyos directivos hacía creer que disponía de una autorización del Ministerio de Hacienda para vender boletos de rifa, en combinación con la lotería oficial, con fines caritativos. Seguidamente solicitaba a estos centros permiso para usar sus logotipos en las papeletas y convenía con ellos en que la tirada sería de 10.000 ejemplares. A cambio prometía un donativo de 100.000 pesetas.
Una vez conseguidos los permisos, Sáez lanzaba tiradas de papeletas que sextuplicaban la cifra concertada con parroquias y clubes. Cada papeleta sería vendida al precio de cincuenta pesetas, cantidad calificada como donativo.
Según la policía, Sáez trató de cubrir las zonas madrileñas de Ciudad Lineal y Campamento, y varias otras de la provincia de Valencia, en las que se había dedicado a este tipo de ventas durante catorce años. Para ello contrataba a personas jóvenes en paro. Los vendedores percibirían mil pesetas diarias o el 50% de la recaudación. Los boletos eran ofrecidos a los automovilistas que se detenían en gasolineras de las carreteras Madrid- Barcelona y Madrid-Badaloz y en casas particulares.
Las tareas de investigación del caso han sido practicadas por inspectores afectos a la comisaría de Los Cármenes. Dos personas, a las que habían sido vendidas papeletas con número idénticos y que fueron agraciadas, trataron infructuosamente de cobrar los premios que les correspondían. Las entidades que prestaban sus logotipos tampoco recibían las cantidades prometidas, y ni el Ministerio de Hacienda ni el Servicio Nacional de Loterías sabían de la existencia de esta rifa combinada, y el impresor de las papeletas desconocía su ilegalidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.