Esperanzador comienzo de las novilladas de promoción
La promoción de novilladas ha empezado con buen pie, pese al factor climatológico, que sólo hubiera sido más adverso si llega a nevar. Se vieron cosas interesantes en Las Ventas. Sobre todo se dio oportunidad de lucir sus habilidades a unos novilleros con ganas de avanzar en su profesión, y de eso se trataba precisamente.El talante del aterido público fue amable, como convenía a las circunstancias del espectáculo, y acusadamente observador. La renovación del escalafón de toreros es tan necesaria que de ella depende el futuro de la fiesta y el interés se centra en descubrir quien puede hacer el relevo. Casi todos los novilleros de ayer tienen esas posibilidades, en potencia, pues se les apreciaron las dos condiciones básicas, que son: valor y afición.
Plaza de Las Ventas
Novillos de Antonio Palacios, bien presentados, encastados (sin picadores). Manolita González: dos pinchazos y media (vuelta). Morenito de Jaén: pinchazo sin soltar, otro hondo caldo y dos descabellos (vuelta con protestas). José Lozano: media atravesada, aviso con mucho retraso y pinchazo hondo (vuelta protestada). Pedro José: pinchazo en un brazuelo y otros cuatro pescueceros (silenció). Cuirrillo: tres pinchazos y media pescucceros, estocada que asoma, aviso con retraso y cuatro descabellos (silencio).
La premisa es, por tanto, que el comienzo de las novilladas de promoción ha sido prometedor. Ocurre, sin embargo, que los novilleros reflejan muchos de los vicios de técnica y estilo y del decadente momento artístico de la fiesta. Lo cual, por otra parte, es absolutamente inevitable, mientras no se ponga en marcha, y funcione de verdad, la escuela de tauromaquia.
Por ejemplo, la epidemia del derechazo ha hecho presa en ellos. Se hartaron de pegar derechazos, quizá porque están convencidos de que torear se reduce a eso, con la única excepción del sevillano Manolito González (que ayer fue, excepción, por cierto, en muchos aspectos de la lidia), los novilleros de la promoción renunciaban a torear de capa. Recibido el novillo con muy movidas y vulgares verónicas, se apresuraban a pedir el cambio de tercio. Materialmente, el capote se les caía de las manos. Y luego, vengan los derechazos.
El caso es que, aunque los novillos resultaron nobles, no eran fáciles, porque llegaban a la muleta muy enteros y con genio. La novillada vino muy bien presentada, para ser sin caballos, y a salvo algún detalle de mansedumbre -por ejemplo, el tercero saltó al callejón-, se mostró muy encastada. Había que tener valor, y temple, para dominar las embestidas.
Manolito González dio una larga cambiada de rodillas, lanceó a la verónica y por gaoneras, e hizo una faena de muleta importante, iniciada con ayudados muy toreros y continuada con naturales de impecable ejecución. A la fuerte acometida del novillo respondía con serenidad, temple y gusto en la ejecución de las suertes. Impresionó muy favorablemente este Manolito González, cuya torería le inmuniza contra el contagio de la derechazomanía.
Despues de instrumentar un pase corregido y buenos ayudados, que nos alegraron los corazones, Morenito de Jaén se entregó sin reservas a ese derechacismo -que hace estragos, como se ve- y acabó pasándose de faena. Lo mismo le ocurrió a José Lozano, quien después de centrar en la muleta a un novillo huido -lo cual revela muy buena técnica de dominio- fue incapaz de acompasar los viajes, y cada pase, entre los cientos que dio, le resultaba un enganchón. El novillo de Pedro José se inutilizó en un mal recorte de un banderillero, y era imposible darle un muletazo sin que rodara por la arena. Currillo pareció muy verde y no pudo pon su enemigo, aunque estuvo valiente y apuntó estilo, lo cual hace concebir esperanzas de que acaso cuaje en buen torero. Ahora es muy joven e inexperto.
Con interés esperamos la próxima novillada de promoción y la repetición de algunos de los que torearon ayer, principalmente de Manolito González. A lo mejor la cantera de toreros es más rica de lo que nos habían hecho creer los empresarios. Vamos a verlo.
Babelia
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