La Unión Soviética firma un tratado de amistad y cooperación militar con Siria

, Leónidas Breznev, jefe de Estado soviético y secretario general del Partido Comunista de la URSS (PCUS), se presentó ayer como defensor del mundo árabe tras la firma en el Kremlin de un tratado de amistad y cooperación militar con Siria. El líder soviético afirmó que el acuerdo sobrepasa el cuadro de las relaciones bilaterales entre los dos países y permite de nuevo a Moscú jugar un papel de primer plano en Oriente Próximo. Breznev reiteró también la neutralidad de la Unión Soviética en el conflicto irano-iraquí.

Los dos países -afirma el artículo 10 del tratado- «continuarán desarrollando la cooperación en el campo militar -la URSS es ya el primer suministrador de armas a Siria- sobre la base de acuerdos apropiados concluidos entre ambas partes en el interés del reforzamiento de su capacidad defensiva». En el caso de «situaciones que amenacen la paz o la seguridad de una de las dos partes, o de la puesta en peligro o violación de la paz en general», se prevé una cooperación para «restablecer la paz».Se estima que las implicaciones prácticas del acuerdo permanecerán secretas, aunque los observadores señalan que el incremento de la ayuda militar a Damasco se dará a cambio de facilidades portuarias y áreas para la URSS en Siria.

Para Siria, añaden los observadores, firmar un acuerdo con la URSS equivale a romper su aislamiento en Oriente Próximo, donde sólo cuenta con la amistad de Libia, al tiempo que para la Unión Soviética constituye una oportunidad de estar presente en ese escenario del que se encuentra ausente desde 1976 a consecuencia de la ruptura egipcio-soviética.

Tras subrayar que el tratado ayer firmado no estaba dirigido contra ningún país tercero, Breznev denunció ayer «las intrigas peligrosas y las manipulaciones militares de los imperialistas en torno al conflicto militar que enfrenta a Irán e Irak».

El jefe de Estado soviético afirmó que «ante esta política la URSS opone y opondrá una respuesta enérgica», pero precisó, a renglón seguido, que la URSS «no tiene la intención de inmiscuirse en el conflicto entre Irán e Irak».

La Unión Soviética ha dudado mucho antes de firmar ayer el tratado con motivo de la novena visita a Moscú, desde 1970. del presidente sirio, Hafez el Assad, señalan los observadores. El Kremlin temía vincularse excesivamente a un país que atravesaba una grave crisis interna -provocada por los hermanos musulmanes- y completamente aislado en la zona. Pero tanto la unión entre Siria y Libia como la guerra entre Irak e Irán han incitado a la URSS a cambiar de postura.

Mentís soviético

Un portavoz del Ministerio soviético de Asuntos Exteriores desmintió ayer que la URSS haya ofrecido ayuda militar a Irán. El portavoz opinó que se trataba de una "información calumniosa».

La noticia, que fue acogida con gran escepticismo en Moscú, fue difundida el domingo por Irán.