El PSOE se niega a ceder la alcaldía de Ponferrada a UCD

La moción de censura presentada contra el alcalde y los concejales socialistas de Ponferrada a instancias del bloque UCD-independientes fue ganada por estos últimos, en votación secreta, por catorce votos contra diez, en medio de una fuerte polémica sobre las implicaciones de algunos concejales en supuestas irregularidades urbanísticas. La pugna por el control de la alcaldía continúa abierta, al negarse el PSOE a cederla a la nueva coalición de derechas, algunos de cuyos miembros aparecen vinculados a inmobiliarias y empresas del sector de la construcción.El debate de la moción de censura, que se celebró en la noche del viernes, fue seguido por unas trescientas personas a través de altavoces instalados en la calle y en los pasillos del ayuntamiento, debido a la reducida capacidad del salón de sesiones. La expectación que se había despertado hizo que la propia radio local transmitiera por primera vez en directo las intervenciones de cada grupo, que fueron interrumpidas en varias ocasiones por el público con aplausos a los concejales socialistas, lo que provocó otras tantas llamadas al orden y las protestas de los otros partidos. Al final de la sesión, que se prolongó durante más de cuatro horas -hasta pasadas las once de la noche-, el alcal_deylos concejales del PSOE,volvieron a ser aplaudidos cuando salían del ayuntamiento por el centenar de personas que todavía permanecían en los alrededores.

Los portavoces de UCD e independientes acusaron desde un principio al PSOE de utilizar el ayuntamiento con fines partidistas, marginando al resto de los grupos y degradando la gestión municipal. Estas acusaciones fueron repetidas regularmente durante toda la sesión de forma genérica y sin entrar en detalles, lo que fue aprovechado por el PSOE para volver la moción contra los propios rivales, responsabilizándolos de apoyar los intereses urbanísticos de un sector del empresariado local especialmente molesto con la gestión municipal de la izquierda.

Por su parte, el alcalde de Ponferrada, Celso López Gavela, anunció su intención de no dimitir a pesar de la moción, aunque dijo aceptar los debates «por una cuestión de democracia». López Gavela denunció que la llegada de la izquierda al ayuntamiento se había producido en circunstancias penosas, heredadas de las anteriores corporaciones. El alcalde dijo haber encontrado facturas «de hasta 400.000 pesetas» por materiales que nunca habían estado en los almacenes del ayuntamiento.

Del mismo modo, la izquierda se vio obligada a enjugar un déficit de más de ochenta millones de pesetas y a liquidar un «crédito flotante» de otros veinticinco millones con el Banco Hispano Americano, que la anterior corporación utilizaba como única fuente de financiación tras haber agotado sus propios presupuestos.

El saneamiento de la hacienda municipal exigió, según el alcalde, un control riguroso de los gastos e ingresos, así como el incremento de algunas tasas fiscales.

Las intervenciones más polémicas, sin embargo, se refirieron a temas urbanísticos, que el PSOE definió como la clave de la moción de censura, y acusó a UCD y los independientes de defender intereses privados al margen del actual plan de ordenación urbana. El portavoz del PSOE y primer teniente de alcalde, José Carretero, anunció que su grupo propugnaría la demolición de aquellos edificios que hayan sido construidos ¡legalmente, así como la imposición de fuertes multas a sus propietarios.