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Mañana se reanudan las conversaciones en Fiat

Juan Arias

El habilísimo ministro de Trabajo, señor Foaschi, ha conseguido restablecer las interrumpidas negociaciones entre Fiat y los sindicatos. Y mañana, en Roma, en el Ministerio de Trabajo, ante la presencia del ministro, que sigue en contacto continuo con el presidente del Gabinete, Francesco Cossiga, volverán a encontrarse cara a cara, como en Turín, el pleno de la delegación Fiat y el de los sindicatos metalúrgicos.Al mismo tiempo, el pleno del Parlamento estudiará el «caso Fiat», que se ha convertido en un caso nacional, hasta el punto que por vez primera el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Ballestrero, que es el arzobispo de Turín, ha intervenido públicamente en un conflicto social, con una carta larga, «tipo Wyszynski». Ha pedido a todos los responsables de la dificil negociación que «hagan todos los esfuerzos posibles para buscar soluciones alternativas a los 14.400 despidos» preparados por la empresa Agnelli. Dice en otro pasaje de la carta el cardenal: «Pido al Señor que se aleje de las familias el fantasma de los despidos, del desempleo y de la disminución de la producción industrial».Y al mismo tiempo el cardenal llama a la responsabilidad de conciencia a los industriales «que se llaman cristianos», ya que son ellos quienes «deben dar en este momento una ayuda especial».

Esta carta del arzobispo de Turín se hacía pública mientras que durante en una de las manifestaciones por las calles de la «ciudad de Fiat» se registraba un episodio de mal gusto: un grupo de trabajadores que llevaban en sus manos las banderas rojas hicieron pedazos un cuadro a color del papa Wojtyla, que alzaban en sus manos un grupo de trabajadores cristianos.

Aunque los sindicatos están consiguiendo mantener todas las demostraciones de protesta dentro de los cauces de la no violencia, el clima sigue muy caliente. En lo alto de la fábrica Di Mirafiori se ha levantado una gran pancarta de Marx, mientras que en una especie de gran bandera roja se han visto escritas estas palabras: «Cuando seamos despedidos, todas las tiendas de la ciudad serán saqueadas». En otra de las fábricas, los huelguistas -que, desobedeciendo las órdenes de los sindicatos, cruzaron los brazos durante dos días enteros, en vez de cuatro horas- encerraron a cal y canto a 150 obreros que entraron en la fábrica para trabajar, obligándoles a dormir en la misma, sin que ni la policía pudiera hacer nada.

Quizá ante el temor de posibles violencias si las negociaciones volvieran a romperse y entraran en los buzones las cartas de despido, el cardenal Ballestrero, después de haber denunciado la situación Fiat y los posibles despidos como un flagelo, ha hecho también una llamada a la no violencia con estas palabras: «No existe progreso social fundado sobre el odio y sobre la destrucción».

¿Sobre qué bases nuevas se abrirán mañana las nuevas negociaciones? Al parecer, todo el punto crucial está en evitar los despidos. Fiat insiste sobre la movilidad externa hacia otras empresas de Turín, mientras que los sindicatos insistirán como punto máximo de concesión en una movilidad interna, es decir, que Fiat se deberá comprometer a colocar en otras empresas suyas al personal que ya no le sirve en el sector automóvil, que es el que presenta una crisis mayor.

Por su parte, la empresa Fiat, que incluso en el mercado interno ha disminuido, desde 1969 a hoy, sus ventas en un 18,5%, mientras que Alfa Romeo (empresa del Estado) las ha aumentado en un 7,7%, ha anunciado ayer que, desde este momento, quienes soliciten un coche Fiat -como el Panda, el Delta y el Ritmo diesel, para los cuales es necesario esperar algunos meses- no deberán pagar en el momento de la entrega la diferencia del precio del aumento o aumentos que hayan podido producirse en ese margen de tiempo. Y subraya que hoy sólo Fiat concede en toda Europa esta facilidad.

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