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El contraespionaje español, otra vez sin jefe

El coronel de Infantería de Marina Narciso Carreras, segundo jefe del Centro Superior de Inteligencia de la Defensa (CSID), asumirá interinamente el mando de los Servicios de Información, Seguridad y Contraespionaje del Estado. Ello sucede tras el cese del general de división Gerardo Mariñas como jefe del CSID y su designación como comandante general y delegado del Gobierno en Ceuta. El Gobierno no ha dado explicaciones sobre este hecho.El general Mariñas había sido nombrado jefe del CSID en agosto del año pasado. Su antecesor en el destino -el también general de división José María Bourgón- es actualmente comandante general y, delegado del Gobierno en Melilla. Así, los dos primeros jefes que ha tenido el CSID se encuentran ahora al frente de las dos plazas españolas de soberanía africana.

El CSID fue fundado, en febrero de 1978, por el general Gutiérrez Mellado (entonces, vicepresidente primero y ministro de Defensa), para rellenar el vacío dejado por el régimen anterior en materias de seguridad e información estatal.

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El CSID se ha mostrado poco eficaz en la lucha antiterrorista

Viene de primera páginaEl CSID se creó sobre la base del Servicio Central de Documentación de la Presidencia del Gobierno (inteligencia del almirante Carrero) y sobre el servicio de información del Alto Estado Mayor.

Esta «cúspide» de la información del Estado cuenta con unos doscientos hombres (oficiales y policías) y sofisticadísimos medios técnicos; sus competencias se distribuyen en divisiones de exterior, interior, involución y contraespionaje. Es sabida su estrecha colaboración con los servicios secretos israelíes, superior -a juicio de algunos de sus miembros- a la que se mantiene con la CIA.

Sin embargo, en dos años el CSID se ha mostrado escasamente operativo y sus divisiones de involución, interior y contraespionaje, más proclives al seguimiento de las actividades privadas de personajes de la oposición o de la vida pública del país que a las de las organizaciones terroristas. La «ambiciosa potenciación de la inteligencia del Estado» anunciada por el ministro de Defensa, Rodríguez Sahagún, ha quedado hasta ahora en una sucesión en el mando del CSID lo suficientemente rápida -a juicio de los observadores- como para impedir un trabajo coherente y a largo plazo. La multiplicación de otros servicios de inteligencia desconectados del CSID podría haber contribuido al rápido desgaste de los generales Bourgón y Mariñas.

Funcionarios antidemócratas

Oficiales adscritos al CSID que hablaron con EL PAIS estiman que en este servicio trabajan numerosos militares y policías abiertamente simpatizantes del antiguo régimen; dichas fuentes señalaron la necesidad de convertir el CSID en un auténtico núcleo de información estatal centrado en la lucha contra el terrorismo, y no en la recopilación de datos sobre políticos o personalidades de relieve social en el área de la oposición al Gobierno.

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