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El nuevo Gobierno intentará un relanzamiento de la economía a toda costa

La economía española estaría creciendo en estos momentos a tasas negativas situadas alrededor del 1%, según diversos informes económicos a los que ha tenido acceso EL PAÍS en estos últimos días. Uno de los más autorizados, el realizado por el Banco de España y que ha sido distribuido ayer, señala que durante el segundo trimestre del año «el producto interior bruto (PIB) ha debido crecer entre -1% y 0%» sobre el mismo período del pasado año.

Este pronóstico de¡ Banco de España para el segundo trimestre del año es extendido por diversos analistas a la totalidad del primer semestre, y se estima que durante el segundo semestre del año el ritmo de la producción global puede ser incluso ligeramente inferior, lo que daría un resultado para el conjunto del año bastante negro, el peor de los últimos años, con clara diferencia sobre los demás.

El viraje previsto

El conocimiento de estos resultados ha influido, al parecer, de forma notable en las gestiones para la formación del nuevo Gobierno. Según fuentes solventes, la nueva política económica a aplicar en los próximos meses trataría de relanzar la economía, abandonando, en cierta medida, el rigor con el que se ha cuidado en los dos últimos años la lucha contra la inflación. A finales de este año se podría alcanzar una tasa de paro próxima al 13 % de la población activa, y las perspectivas son bastante pesimistas, al menos para la primera mitad del año próximo, lo que ha inducido a Suárez a solicitar de sus asesores económicos nuevas orientaciones que justifiquen esos deseos «electoralistas».

Según pudo saber EL PAÍS ayer, tanto Luis Angel Rojo como Enrique Fuentes Quintana trabajan estos días a marchas forzadas, en el despacho del primero en el Banco de España, para dar los últimos toques a los nuevos requerimientos políticos de la estrategia económica a seguir durante los próximos meses. Esta estrategia de relanzamiento moderado de la economía tendría por objeto frenar el sombrío panorama previsto para el empleo en los próximos meses.

Esta estrategia de relanzamiento se apoyaría en un estímulo al consumo, que ha experimentado una caída en su ritmo de crecimiento en los últimos meses. El consumo privado creció el año pasado el 2,1%, y este año se pronóstica un aumento de sólo el 1% e incluso inferior.

Medidas

Simultáneamente se podría buscar un aumento de la inversión pública, lo que exigiría un incremento de la presión fiscal para aumentar los ingresos presupuestarios, reduciendo el déficit público para permitir una mayor fluidez en los flujos de financiación del sector privado, que se beneficiaría también del aumento del consumo. El coste de la financiación podría verse abaratado en términos reales, ya que la política de precios podría verse aligerada en sus estrictos controles de estos últimos tiempos mediante liberalizaciones de algunos productos y servicios; no parece, sin embargo, que la liberalización de los tipos de interés se adopte en la medida en que se había pedido en estos últimos tiempos, ya que una mayor remuneración al ahorro restaría recursos destinados al consumo privado.

Finalmente, la política de tipo de cambio podría exigir cierta firmeza por parte de las autoridades monetarias para impedir un deslizamiento excesivo hacia la baja de la cotización de la peseta. En estas condiciones, el déficit exterior podría verse fuertemente incrementado en un próximo futuro, lo que exigiría una fuerte dosis de financiación exterior para la economía española y el riesgo de algunos estrangulamientos en algún mornento determinado.

La lucha contra el paro sería, en definitiva, el objetivo prioritario de la política económica en los próximos meses, lo que se intentaría a través de un aumento en el ritmo de actividad económica, cuyos objetivos no parecen aún cuantificados. Pero la nueva política económica debería, según se señala en medios solventes, orientar a la economía española hacia una tasa de crecimiento anual no inferior al 2% o 3% para el año próximo, con tendencia creciente en los años siguientes.

Alcanzar el 5% de crecimiento anual

El encargo concreto recibido ipor los autores de los nuevos planes económicos del Gobierno, que serán presentados en los próximos días al país, parece haber sido incluso bastante más ambicioso y se habrá concretado en la necesidad de alcanzar, «como sea y cuanto antes, el 5% de crecimiento anual», según manifestó ayer una fuente solvente, interpretando este objetivo como una sesión por llegar a las próximas elecciones con una economía en plena expansión.

No obstante, algunos observadores no ocultan la dificultad del empeño, ya que el contexto internacional en el que se mueve la economía española no es precisamente muy favorecedor de una estrategia de este cuño. Finalmente, se pone de relieve que la política de rentas podría orientarse en los dos próximos años desde una perspectiva menos rigurosa en cuanto a los incrementos salariales.

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