Tomás Rodríguez Bolaños,
alcalde socialista de Valladolid, no tiene suerte con los coches. Días después de tomar posesión de su cargo, varios desconocidos prendieron fuego, tras rociarlo con gasolina, a su viejo automóvil. El alcalde tuvo que comprar un vehículo nuevo, que a los pocos meses le desapareció del garaje donde lo guardaba, pero esta vez la fortuna no le volvió la espalda, pues el coche apareció intacto; el ladrón lo abandonó cuando comprobó, con sorpresa, que los policías municipales le saludaban a su paso por las calles de la ciudad minutos después de perpetrar el robo. Hace dos días, horas después de que Rodríguez Bolaños regresara de sus vacaciones en Galicia, unos jóvenes rayaron fuertemente, con un punzón, la carrocería de su coche, aparcado en una calle céntrica, mientras el alcalde se cortaba el pelo. Un transeúnte, sin embargo tuvo el detalle de dejar en el parabrisas del automóvil un papel con las características y matrícula del coche en el que huyeron los autores del hecho.
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