Los problemas defensivos dominan la lucha electoral entre Carter y Reagan
Los problemas defensivos van a tener un papel importante en la campaña que enfrenta a Carter y Reagan por la Presidencia de Estados Unidos. Así lo hacen creer los discursos pronunciados esta semana ante el congreso de la Legión Americana, en Boston.
Después de Reagan y Anderson, Carter tomó la palabra, el jueves 21 de agosto, delante de la Legión Americana, la más importante de las organizaciones de antiguos combatientes americanos, que cuenta con 2.600.000 socios y que constituye un reducto conservador.El martes, Reagan retomó alguno de los temas abordados el día anterior por los ex combatientes: la necesidad de un rearme intensivo para responder a las posibles amenazas soviéticas y la carencia de planteamientos de los demócratas en este campo.
Posteriormente, Carter -que se dirigía quizá tanto a los soviéticos como a su adversario en las próximas elecciones- puso el acento en la necesidad de preservar la paz y sobre la difícil tarea que debe de desempeñar como jefe de los ejércitos norteamericanos.
«La fuerza militar es la garantía más firme de la paz», dijo. «Nuestros fines son simples: queremos la seguridad en el honor y en la paz», añadió. Carter definió cuatro objetivos: prevenir la guerra, compartir con los aliados de EE UU la protección de las democracias industriales, preservar las fuentes de energía -en particular las de Oriente Próximo- y defender a los ciudadanos norteamericanos que se encuentran en cualquier lugar del mundo.
Oponiéndose a los puntos de vista «simplistas y belicistas» de Reagan, Carter afirmó que era partidario de una «valiente diplomacia con sentido de responsabilidad». El presidente de EE UU recordó las decisiones tomadas desde su entrada en la Casa Blanca, en especial la sustitución del bombardero B-1 por los proyectiles de crucero, más manejables y más precisos, y el proyecto de instalación de los misiles MX.
Carter evocó la nueva estrategia nuclear y el abandono de los objetivos civiles, que han sido sustituidos por los militares y políticos. Refutando otro argumento de Reagan -que es hostil a la ratificación de los acuerdos SALT II-, reafirmó la necesidad de llegar a un control bilateral de las armas nucleares, y aseguró que el potencial destructivo de los arsenales estratégicos que existen en el mundo son suficientes para provocar una «devastación total».
"Peligrosa carrera"
«Si se nos fuerza a lanzamos a una carrera de armas nucleares, estamos listos para ganarla, pero sepamos bien», insistió el presidente, «que lanzarnos los primeros en una carrera tan costosa y peligrosa sería prueba de la ausencia total del sentido de responsabilidad».Replicando a Reagan, que promete espectaculares reducciones de impuestos, Carter agregó: «Nuestro país tiene el valor de rechazar la ilusión de que es posible obtener algo a cambio de nada». «La estrategia americana», agregó Carter, «trata de ser prudente y previsora». Además, dijo que tiene que tener en cuenta «la evolución de la política y la actitud soviética».
El presidente declaró también que la OTAN iba a conocer un renacimiento, gracias al programa de reconstrucción de sus fuerzas en un plan que se realizará durante quince años y que permitirá a la Alianza Atlántica la respuesta inmediata de cualquier amenaza en Europa.
Carter pasó también revista a los escenarios de posibles problemas, y en el caso de Asia insistió en la importancia de las nuevas relaciones con China. También subrayó la importancia estratégica- económica del golfo Pérsico, asegurando que la fuerza de intervención americana en el océano Indico será «algo más que simbólica».
Sobre Oriente Próximo, repitió su confianza en los acuerdos de Camp David y declaró que los israelíes, egipcios, jordanos, libaneses y sirios quieren la paz.
Por último, subrayó la importancia del programa de ayuda al extranjero y la defensa de los derechos humanos.
Carter, que fue menos aplaudido que Reagan, logró levantar ovaciones en varias ocasiones, y en especial cuando habló de su proyecto de alistamiento militar de todos los jóvenes de dieciocho a veinte años, que ha levantado una viva oposición en algunos sectores del país.
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