Miguel Narros analiza el teatro de principios de siglo
La experimentación de un nuevo lenguaje teatral en la España del primer tercio de siglo, analizado a través de sus máximos exponentes, Unamuno, Valle-Inclán y García Lorca, fue el tema de la conferencia inaugural del curso de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, «Ochenta años de teatro», pronunciada por el director teatral Miguel Narros. El conferenciante señaló cómo, por diversas razones, no fue posible proseguir este trabajo de renovación, conduciendo a Unamuno al aislamiento y a abandonar la idea de hacer «un teatro para ver, desnudando las pasiones humanas reflejadas en escena de todossus adornos y perifollos».Miguel Narros se refirió al teatro de Valle-Inclán -«tan renovador en el lenguaje que aún no ha podido prácticamente experimentarse»-, y a las tres formas que éste planteaba para ver el teatro: de rodillas, frente a frente y desde un nivel superior, que se corresponden, a su vez, con los tres planos en que el escritor sitúa su lenguaje teatral: en el que domina el culto al héroe, por una parte; aquel en el que el autor siente las mismas inquietudes que el personaje, y por último, el ligado a la tradición cervantina y quevedesca, en el que se plantean situaciones esperpénticas. De García Lorca dijo que «fue el único que pudo experimentar su lenguaje teatral mediante la puesta en escena de sus obras por La Barraca, aunque su muerte violenta y prematura le impediría desarrollarlo».
Por su parte, Eduardo Huertas, director del Centro Cultural de la Villa de Madrid, analizó ayer, en el marco del curso citado, el teatro de la Segunda República. En la primera parte de su intervención, y como homenaje a Manuel Azaña en el centenario de su nacimiento, y como respuesta al hecho puntual de que está próxima a estrenarse una adaptación de su novela La velada de Benicarló, expuso la labor literaria, de ensayista, crítico, novelista y autor teatral del que fuera presidente de la República. De sus obras teatrales destacó, por ser la más conocida, La corona, estrenada en 1932 por Margarita Xirgu, y que no tuvo gran aceptación.
Disposiciones legales de la II República
La exposición de las disposiciones legales dadas por la Administración republicana dominó la segunda parte de la conferencia del señor Huertas. Este se refirió a la regulación de la música y teatro lírico mediante la creación de la Junta Nacional de Música y Teatro Lírico y la del teatro dramático, a través de la formación de las Misiones Pedagógicas y del Teatro de Coro de las Misiones, que pasó a dirigir Alejandro Casona.
Con la llegada del «bienio negro», en 1934, explicó el conferenciante, se recortaron sustancialmente las subvenciones. La situación se agravó con la aprobación del Reglamento de Policía de Espectáculos, que supuso una censura moral y política en manos de las autoridades gubernativas. Panorama este que cambia sustancialmente al crearse, en 1937, ya en plena guerra civil, el Consejo Central de Teatro, presidido por Josep Renau, y cuyos vicepresidentes fueron Antonio Machado y María Teresa León, siendo el secretario Max Aub.
Babelia
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