El oeste americano, en la Filmoteca Nacional
Continúa en el madrileño cine Príncipe Pío el cielo que la Filmoteca Nacional viene dedicando a la historia del oeste americano. En la programación, prevista para todo este mes de agosto, se presentarán obras de autores tan conocidos como Sam Peckinpah, Monte Hellman, Arthur Penn, Richard Fleischer, John Stuges o Gordon Douglas, y con intérpretes ya clásicos en el género: Robert Mitchum, Marlon Brando, Jack Nicholson, Steve McQueen, William Holden y Burt Lancaster, entre otros.Se ha dicho que sin el cine los sucesos del oeste americano hubieran permanecido confinados a los limitados dominios del folklore y de un reducido género literario o, en el mejor de los casos, a un especializado campo de la historia. Las hazañas de las gentes que habían marchado al oeste de Estados Unidos en busca de mayores horizontes vitales comenzaron a ser difundidas e ilustradas por la Prensa de principios de siglo, y la curiosidad popular se fue agudizando cada vez más. Pero ese deseo de conocer de modo más crudo y realista el salvaje territorio fue complacido con creces por la industria cinematográfica, hasta hacer de ello el cine americano por excelencia.
En 1903, Edwin S. Porter hizo El gran robo del tren, calificada después como la Biblia de los cineastas, y, a partir de entonces, el género cinematográfico llamado western adquirió tal importancia que Hollywood llegó a usarlo como terreno de prueba para los directores, la mayoría de los cuales lograba la fama con otros estilos.
Los primeros productos del cine del Oeste forjaron el mito del bandido, y acomodaron a sus intereses comerciales a los gustos del público, la reconstrucción de los acontecimientos verdaderos. Pero ese mismo público, ante las deformaciones históricas, reaccionaría más tarde exigiendo realidad, no distorsión. Porque, como afirman G. N. Fenin y William K. Everson, en su estudio The western, la vida en las comunidades del vicio Oeste era generalmente pacífica y monótona, con poco rigor a la hora de impartir ley, eso sí, pero no como la presentaban por exigencias del guión: con ladrones de ganado, gentes desesperadas y bandidos.
En el presente ciclo de la Filmoteca están programados diversos ejemplos de las diferentes etapas del Oeste versión Hollywood. Colmillos vengadores, filmada en 1934, con Ben Turpin como protagonista, y Casta indomable, realizada por Ray Taylor, en 1945, e interpretada por Lon Chaney hijo, pertenecen a la primera época. También serán ofrecidas muestras del nuevo hacer de directores como Sam Peckinpah, (Grupo salvaje), Monte Hellman (A través del huracán) o Robert Altman (Búfalo Bill y los indios). Y, a modo de curioso documento, la visión española de este género inequívocamente americano en las películas Brandy (1964), de José Luis Borau; El precio de un hombre (1966), de Eugenio Martín, y 100 rifles ( 1969), de Tom Gries.
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